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Opinión

  • Aún colea lo sucedido esta semana en el estadio Anexo al Gran Canaria, con la brillante actuación sin premio del juvenil de la UD Las Palmas, en su intento de volver a estar en una semifinal de la Copa del Rey. Fue un golpe anímico e inmerecido, porque lo acontecido en el campo de juego fue traicionado por el marcador final (error arbitral al margen).

     

    En unos días, estos mismos jugadores y su cuerpo técnico van a celebrar el título de Canarias de la categoría. Lo tienen ya al alcance de la mano con una colección de jornadas de anticipación, porque su marcha ha sido intachable. Y tendrán más tarde una nueva oportunidad a nivel nacional, como representante de nuestra Comunidad Autónoma en la Copa de Campeones. De momento, son dos hechos que consolarán la derrota ante el Almería … aunque perder partidos así tiene un calado que hoy no lo saben interpretar ellos mismos. Se aprende siempre y mucho tras el dolor.

     

    La hornada de jugadores nacidos en 2004 y 2005, dirigidos por el cuerpo técnico de Raúl Martín, tiene una pinta magnífica. También la ofrecían los grupos de amarillos juveniles que le precedieron en años recientes, entre los que brotaron futbolistas como Pedri y Moleiro … y ya se sabe. Pero los internacionales tinerfeños no fueron los únicos. Muchos de aquellos jugadores ya están nutriendo a los equipos seniors de la UD Las Palmas y otros destinos.

     

    Esta camada de 2004-05 tiene algo especial, sin duda, pero ellos tampoco lo saben aún con exactitud. Lo curioso es que cuando nacieron los Álvaro Killane, Víctor López, Juanma Herzog, Kimetz, Iván Medina, Aitor, Joel Domínguez, Antonio Hernández, Elías Romero, Johan Guedes, Marcos y compañía, la UD Las Palmas vivía las horas más bajas de su historia. En aquel momento, la entidad estaba sumida en una deuda brutal, en el hall de un concurso de acreedores y con la afición decepcionada firmando ese año, precisamente, la peor campaña deportiva de su historia. Estaba el club al borde de su desaparición, pero eso tampoco lo saben bien estos chicos que ahora se hacen un camino hacia el fútbol profesional. Para rematar aquel escenario de sus años natalicios habría que añadir que el escudo de la UD Las Palmas no era la primera opción de muchos jóvenes valores de la isla. El Universidad y otros equipos aprovecharon ese momento de debilidad para captar y formar a los futbolistas emergentes que rechazaban las propuestas del tradicional club representativo.

     

    Todo ello comenzó a reconducirse hasta los niveles actuales desde la llegada del nuevo consejo de administración que preside Miguel Ángel Ramírez, con una vocación arraigada en la captación y formación de jugadores de la que Tonono Rodríguez tiene la bandera en su mano. Son hechos incuestionables, como la múltiple presencia de jugadores de fabricación propia que tal día como hoy lideran la tabla clasificatoria de la Segunda División.

     

    Estos futbolistas que han llorado por el borrado doloroso de una ilusión, en realidad tampoco se percatan de lo mucho que han hecho para que la afición vuelva a ver en ellos la relación pasional de los amarillos con su cantera. El golpe fue duro, pero es parte de la formación. La palabra más escuchada tras el 0-1 del miércoles es orgullo; el que sienten por ellos en el club, en las gradas y en otros jóvenes amarillos que vienen pisando los talones a estos mismos jugadores. Apuntemos sus nombres porque algo bueno está otra vez en marcha con ellos.

     

    Por este camino es muy probable que algún día la alegría sea la que se imponga; como dijo Bob Dylan: “Detrás de una cosa hermosa se escondió algún tipo de dolor”.

     

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