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Opinión

  • ¿Cuándo nació la moral de este sexto ascenso?, ¿acaso en el minuto 84 con el oportunismo de Araujo?, ¿hace un año cuando aquellos invasores saltaron al campo a darle vida al Córdoba?, ¿quizá el día en que se produjo el regreso de Valerón?, ¿la fecha en que con Paco Jémez se inició la reinvención del club como equipo casi exclusivamente de cantera?, ... No lo sabríamos precisar; sí en cambio podemos hablar de momentos que han podido ser cruciales para que este 22 de junio de 2015 todo el planeta UD Las Palmas sienta tener los pies en la tierra prometida.

    Y una de esas escenas que estimamos ha podido ser clave se produjo en el verano de 2013, al regreso de la expedición de la UD Las Palmas que caía en la prórroga eliminada por el Almería, en el primero de los tres play offs consecutivos del representativo grancanario. El dato es elocuente: unas 500 personas esperaban en el Aeropuerto hasta casi las cuatro de la madrugada el regreso de los jugadores. Montaron una fiesta porque no querían verles tristes. Los irreductibles no lograron aquella noche cambiar el rostro de decepción pero sí les hicieron pensar que no estaban solos en ese momento amargo.

    El proyecto de cantera, que ya se había transformado en proyecto de ascenso con acento canario, volvió apenas unas semanas después con más fuerza. Siempre, tras esa idea del club, había un puñado de seguidores, a veces en mayor número y otras no, pero los de siempre estaban ahí, para llevar un mensaje de optimismo cuando la duda natural o inducida llegaba. Los jugadores, en su mayoría aún hoy en la plantilla, les vieron y les sintieron. Representaban a todos los que estaban detrás.

    Este domingo eran 29.000 de forma presencial, quizá millones con el corazón en cualquier punto donde saben que lo que está haciendo la Unión Deportiva Las Palmas es una hazaña para el fútbol con denominación de origen, con identidad propia y que no se compra con talones; viene en los genes.

    El siguiente dato dice todo lo demás. Seis aficionados, seis, recibieron a los jugadores del Real Zaragoza a su regreso de Gran Canaria donde habían sufrido una decepción similar. Esa es la diferencia y explica el por qué la UD #Nuncaserendirá.

    Dos aficionados muestran un modesto cartel a la plantilla de 2013, tras el varapalo de Almería en el play off. 500 aficionados aguardaban aquella noche, al igual que en 2014 y 2015 (C. Torres)

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