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Opinión

  • El aficionado de la UD Las Palmas y del deporte en general debe agradecer que uno de los protagonistas de la historia de esta temporada abra las ventanas y ventile el ambiente, al menos con opiniones más próximas a lo que realmente puede acontecer en un colectivo de voluntades en pos de un objetivo. Christian Fernández lo ha hecho este martes en UDRadio, apenas tres días después del disgusto general que ofreció el equipo de Paco Herrera en Albacete donde el candidato al ascenso fue desleal a sí mismo y a los conceptos que le habían llevado a lo más alto.

    El cántabro habló sin contemplaciones, aunque no dio nombres ni hechos concretos. Ofreció una colección de ideas pero dejó entrever algo que es moneda común cuando grandes plantillas no logran establecer un comportamiento compacto, como equipo. Pidió a través de las ondas de la emisora del club que se realicen dos ejercicios:

    * Que se ejerciera la autocrítica para valorar qué es lo que se hace mal en relación a la primera vuelta

    * Que se aparquen egoísmos personales porque no conducen a la unidad. "Pido que el que no juegue apoye al compañero. Que no se convierta en un problema sino en una solución", sentenció.

    Christian se centra en la plantilla como equipo, en él mismo y en sus compañeros. Habló, sin mencionarlo, del rum-rum interno tan corrosivo, el que hace que el mensaje técnico llegue al campo de batalla con interferencias o que haga más fácil que la solidaridad no sea tan compacta. ¿Es esa una de las razones del por qué Las Palmas ha levantado el pie?.

    Christian pidió más cosas a los futbolistas, incluso que se reflexione de manera interna si cada uno está poniendo todos los ingredientes para rendir al ciento por ciento. Lo llamativo del cántabro es que no mirase para otro lado, porque dirige su ojo crítico hacia un espejo o en dirección al vestuario donde él es un experimentado componente.

    Sin duda, maneja Fernández mejor información que todas las personas que desde el perímetro opinamos sobre el equipo. La maneja porque, a la postre, la disposición de cuanto está en este proyecto pasa por los que disponen de ejercutar la absoluta verdad: los jugadores. Son ellos los responsables de los días de gloria y de las desdichas.

    Las palabras de un hombre así, que mire a la realidad sin cortinas, han de tenerse en cuenta en estos momentos en que el esfuerzo y voluntades de tantas personas y meses están en juego y a pocos pasos de resolverse. En su mensaje acabó pidiendo valentía a sus compañeros porque "el premio es sublime".

    Si las peticiones de Christian Fernández calan en el interior del vestuario del equipo es posible que la UD Las Palmas se aproxime más a los días de éxito que a los de sinsabores. Ejerció como un jugador líder, que muestra su rebeldía a una actitud que alimenta el pesimismo y da energía a los que restan, no a los que suman. Su mensaje, por excepcional y limpio, no ha de caer en el vacío, ni él sufrir por ello. Al contrario; la titubeante UD requiere de capitanes así, que lideren una posición para buscar la solución que todos demandan.

    Si Christian no tiene un brazalete, ya están tardando.

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