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Opinión

  • Carlos Marín, comentarista técnico habitual de la Cadena Ser, ha dejado en las últimas horas una interesante reflexión para explicar el comportamiento irregular en la vigente competición de la UD Las Palmas. Porque la irregularidad de resultados y rendimiento es una nota común a lo largo del calendario. No identifica un estilo de juego concreto por lo que, en ocasiones, ocurre como lo acontecido ante el Real Oviedo: Cero o pocos disparos a portería rival en una jornada en la que en el once titular se reunía al flamante nuevo tridente amarillo.


    Y su reflexión profundiza al distinguir entre la asociación (juego que enlazan los Jesé, Rober, Araujo y compañía), que la vincula más a la inspiración del día, y la combinación (del conjunto) como herramienta de trabajo en cualquier situación de juego y condiciones adversas que ofrece el rival. El tridente se asoció de manera extraordinaria frente al Mallorca para encontrar el gol del empate, por ejemplo; en cambio el equipo no fue capaz de encontrar una posición de remate ganadora siete días después en el Carlos Tartiere. Porque el Oviedo impidió la profundidad de sus conexiones de ataque.


    Al referirse al estilo de juego lo valora como una constante, el realizarlo día a día, que identificaría a Las Palmas ante el Mallorca, el Lugo, el Tenerife o el Oviedo. Ahí es donde se echa en falta esa homogeneidad en la propuesta o, al menos, el intento. Y. como se ha visto en esta UD de una a otra jornada, el estilo no ha tenido que ver con la repetición de una formación. Del 1-1 con el Mallorca al 0-0 frente al Oviedo hay un abismo en las formas.


    No dudamos que en los entrenamientos -a puerta cerrada, sin presencia de periodistas- se trabaja en la búsqueda de soluciones en ataque para que sean mecanizadas por los jugadores. Y de las defensivas, de la que hoy no vamos a abordar. Pero al aficionado de la UD le dolerá la vista comprobar la escena de Araujo y Jesé yéndose a vestuarios por tarjetas rojas en Castellón y Oviedo en vez de celebrar goles o dar asistencias. Esas imágenes se produjeron precisamente ante rivales en los que el estilo de la UD se estrelló contra un rival que lo supo cortocircuitar. Y no han sido los únicos.

     

    A falta de ocho jornadas para el final habrá más explicaciones internas, aunque algunos argumentos del actual técnico cayeron en el vacío la pasada semana cuando habló del nivel en ascenso del equipo "cuando juegan los buenos" o "cuando están todos" disponibles.

     

    Quizá lo que cuenta ahora para la comisión deportiva es una recopilación extensa de lo que ha ocurrido durante la temporada. Mientras las matemáticas lo permitan hay que soñar, con el campamento base ya muy cerca. La campaña está dejando una colección de notas positivas y otras que merecen ser revisadas. Todas las opiniones son interesantes y deben ayudar a los organizadores del proyecto, por lo menos a analizar todos los perfiles de un equipo del que se podría esperar más, como admitió este martes Sergio Araujo.


    Y nosotros, por más que le damos vuelta, no somos capaces de desmontar la frase del observador Marín.

     

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