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Opinión

  • Es normal que el primer responsable de un equipo profesional quiera tener todas las cartas disponibles en su mazo. Y que nunca esté satisfechos porque todos los grupos son mejorables. Eso ocurre en todas partes y en todas las competiciones.

     

    La UD Las Palmas, sin embargo, tiene un algo especial que nunca ha abandonado. Y que en los últimos días ha rescatado el elogio de los propios progenitores del proyecto deportivo de 2021-22. Pepe Mel ha elogiado el nivel de los canteranos que han estado a su lado, incluso recordando que aportan dosis de "alegría y vida" al grupo. Y el director deportivo, Luis Helguera, fue más allá al afirmar que los "canteranos que suben al primer equipo cada día están más preparados (...) He felicitado a Tonono por ello".

     

    Esos dos mensajes reflejan con nitidez una labor de captación y formación que va muy atrás en los escalafones del club, con tres equipos empujando piezas para arriba por propia inercia. Del juvenil de honor al C y del segundo filial a Las Palmas Atlético. Y no siempre por este orden.

     

    Mel ha mirado con frecuencia a los equipos filiales del club, con casi tres decenas de debuts en su etapa aunque un puñado sí logró instalarse entre los profesionales del equipo. El trabajo de la fábrica amarilla, en suma, está presente ahora en pretemporada y pinta estarlo también en la campaña regular.

     

    A expensas de últimos movimientos de entradas y salidas, este jueves se despierta con tres dorsales vacantes y una labor de búsqueda de piezas reclamadas por el entrenador. Su última versión: un centrocampista con matices de ‘destrucción' y un atacante más. Lo echa en falta sin hablar de que uno de esos números (21) estaría reservado hasta enero.

     

    Pero, siendo la UD Las Palmas un equipo con vocación transmisora de nuevos valores: ¿Por qué no dejar vacante algún/os número/s para una futura invasión canterana que derribe las puertas?. No es la primera vez que ocurre en el transcurso de una competición: Fabio González o Eric Curbelo son dos claros ejemplos.

     

    En tono de reflexión lo analizamos porque esa ‘ausencia' también supondría un incentivo para los propios jugadores del filial al convertirse el dorsal vacante en una pieza de caza a su vista. Y que puedan ver que el puente del Anexo al Estadio no se desvanece. Antes, al contrario.

     

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