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Opinión

  • Si hay una palabra que pudiera definir qué pasó en las últimas jornadas, para comprobar el inicio de lo que pretende ser la recuperación de la UD Las Palmas, esa sería sin duda equilibrio.

    El equipo de Paco Herrera entiende haber encontrado un camino en el que la balanza entre proteger mejor a Raúl Fernández y atacar con criterio sin asumir riesgos está ahora mejor compensada.

    En esa estabilidad de las últimas semanas, que ya pudo tener una luz bastante clara frente al CD Tenerife, ha aparecido una pieza importante: Gabriel Peñalba. Es el refuerzo invernal en diferido de la UD Las Palmas porque vino para una misión hace un año, bajo la recomendación de Paco Jémez, y la realidad es que el trabajo lo puede completar en el tramo de enero a junio de 2019.

    Peñalba ha tenido una virtud inmediata: encajar por completo en la idea de juego retocada que pretende el ahora cuerpo técnico de la UD Las Palmas. Lo destacan los propios zagueros: "Con Gabri nos sentimos más protegidos". Pero hay un segundo factor que queremos subrayar, porque la participación con balón de Timor y De Galarreta ha subido muchos enteros en estos minutos de reaparición del centrocampista argentino.

    Claro que para esa liberación colectiva tuvo un protagonismo ineludible el misil de Fidel en el 1-0 al Osasuna. Ese gol abrió grilletes anímicos y liberó un fútbol que fue creciendo con el paso de los minutos.

    Con la reaparición de Peñalba se ha visto al Timor más incisivo en la UD Las Palmas, sin perder la perspectiva del cortocircuito a las iniciativas rivales. Y también la visión profunda de De Galarreta. El pase en el 3-0 a Mir es una ilustración de un fútbol apenas prodigado por el activo futbolista vasco.

    Hay que valorar el empeño que ha tenido el futbolista bonaerense en seguir en la UD Las Palmas para demostrar lo que no pudo la pasada temporada, con apenas siete actuaciones antes de su lesión. Estuvo Peñalba en las dos últimas victorias de la pasada Liga, frente a Valencia y Málaga en la segunda vuelta. Y parecía entonces que Las Palmas podría reconducirse con Jémez. Pero una lesión le apartó de ese primer encargo de la UD Las Palmas. Su ciclo de amarillo es curioso, porque regresa al once titular con una misión similar a cuando vino en 2017-18: la reacción de un equipo desorientado.

    De momento, sus logros son los del equipo. Y el refuerzo Peñalba puede haber silenciado el debate de quién para esa misión.

    Las frases de Paco Herrera sobre el argentino reflejan mucho de lo que aún necesita el equipo hasta el fin de la campaña: "Peñalba nos ha dado paz. Y este equipo necesitaba esa calma. Tiene la pelota y, si Galarreta o Timor están cerca, los encuentra con un pase sencillo. No hay nada espectacular pero esa es la grandeza de un gran jugador. Tiene que bastante que ver con la sobriedad del equipo. Su presencia ha dado confianza atrás y arriba".

    Al fin y al cabo, Peñalba ya tiene lo que la UD andaba buscando: jugadores comprometidos con ganas de reivindicarse. Ese equilibrio es el suyo

     

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