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Opinión

  • Cuando en los años sesenta en Estados Unidos y en la Unión Soviética se vivía la carrera espacial, se suscitó un problema tecnológico por resolver: cómo tomar notas cuando la nave y sus tripulantes estén en situación de gravedad cero. Años de investigación y una decena de millones de dólares puso a los norteamericanos por delante cuando el fabricante Paul Fisher presentó la solución con el bolígrafo espacial, capaz de escribir en un escenario de ingravidez, bajo el agua o en cualquier dirección. Aplaudía la Nasa; mientras los rusos solucionaron el problema con un humilde lápiz.

    Asociamos este episodio del pasado siglo con el teatro que se ha montado en torno a la Unión Deportiva y a cómo afrontar el día final de una campaña con un marcador inicial adverso. Detrás del 3-1 de La Romareda vinieron frases impactantes, bravuconadas incluso, consejos de todo tipo, inventos en general sobre cómo batir a un Real Zaragoza que ya se ve en Primera División. Los maños pueden tener sus motivos para pensarlo, pero la realidad puede ser otra. Y guiados por un consejo que suele utilizar Valerón con los jugadores noveles que despuntan a su alrededor, en momentos como estos lo ideal es empezar por hacer las cosas sencillas para luego dar el salto a las más complejas.

    Algo así como emplear el lápiz, al estilo ruso, para conseguir establecer el orden de las cosas en el segundo asalto frente al Zaragoza. Las Palmas no debe retorcerse, ni emplearse de una forma tan rebuscada. Debe hacer en el encuentro final las mismas cosas que le han llevado hasta las puertas de la Primera División, encontrando a través del juego posesivo y sus buenos criterios futbolísticos, sacrificio fuera de duda, el trazado con el carboncillo que diseñe las líneas que le llevarán al resultado que necesita. Los amarillos no deben obsesionarse; han de tener claro cuatro conceptos y llevarlos a la práctica en un estado de control y calma a su alrededor.

    En el campo de juego hay un trabajo que hacer; en las gradas otro, como bien supieron interpretar los 17.000 de la semifinal frente al Valladolid. Nada es complejo para el gran día; todo es llevar el partido a la normalidad, hacer las cosas que han caracterizado al equipo que está cerca de su tierra prometida. Y estar unidos: todos los amarillos empuñando el mismo lápiz.

     

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