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Opinión

  • Desconocían Raúl Lizoain y Javi Varas cuando se saludaron el pasado mes de junio en la promoción de ascenso que iban a ser compañeros apenas un mes después. Cada uno entonces a lo suyo, peleando por los suyos. Hoy, ambos, tienen la misma idea y el mismo objetivo.

    Varas ha llegado a Gran Canaria. Tiene pinta de hombre sereno, rodado, amable y las referencias que nos trasladan hablan de un grato profesional del deporte. En su primera intervención pública en Gran Canaria fue muy sincero cuando le preguntamos por su largo peregrinaje profesional hasta ser titular de un equipo de fútbol. Las palabras expresadas por Varas han de ser recibidas por su compañero Raúl y por todos los otros jóvenes futbolistas que usan guantes y que algún día quieren tener presencia en las alturas de la Primera División.

    El sevillano confesó que llegó a tener dudas y que en algún momento pensó en abandonar el fútbol porque la oportunidad que buscaba no le llegaba. Pero ocurrió que a los 26 años hizo su debut en la élite y ahora sigue en ella.

    No es fácil la posición de portero. Es un puesto único donde la responsabilidad es máxima porque, tras su ubicación en el campo, no quedan escudos defensivos. Es raro que un portero llegue al fútbol de élite con tablas. Es un deportista que está en constante proceso de maduración, que le lleva a aprender día a día de sus errores y a no consolarse con sus aciertos. Quizá cuando sus cualidades psicológicas son mayores es cuando tienen que abandonar la práctica del deporte, porque el físico se desgasta. Es un precepto que no conoce excepciones.

    La escuela de porteros de la UD Las Palmas, que empieza en la cadena con Ernesto García, aplica su metodología de trabajo afinándose al concepto de resiliencia. Es decir, a partir de comprobar la capacidad humana para sobreponerse a situaciones límites o adversas; en materia deportiva y en relación al portero, estas se producen en cada partido o en cada jugada.

    Esa resistencia moral es precisamente una de las virtudes de Raúl, un avanzado de esa misma cadena formativa, que le ha ayudado muchísimo para mantener una sonrisa. A nuestro juicio, cada vez que Raúl reaparece tras etapa de banquillo, es mejor portero en muchas de sus dimensiones. Ahora, el grancanario va a tener a su lado a un colega de profesión que tiene mucho que contarle. Ambos se necesitan y se tienen que ayudar porque habrá mucho que administrar esta temporada en esa posición que tanto debate ha suscitado en la UD Las Palmas a través de la historia. Creemos que Raúl va a verse reflejado en Varas y viceversa. Y, entre ambos, el hombre que decide ...

    Lo advierte Varas, que ya pasó por la categoría: habrá trabajo y en abundancia.

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