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Opinión

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    Paco Herrera es uno de esos profesionales que se hacen querer con facilidad; dentro y fuera. Es hombre de fútbol, con sus éxitos ya consolidados y sus sinsabores también. Ha dado muestras de conocer bien, sin duda por el rodaje propio, todos los escenarios de su deporte y es capaz de meterle el diente a cualquier tema sin que se encuentre en él una contradicción. Desde el primer día que pisó tierra canaria ha dado una demostración de saber dónde se ocultaba el polvo en todos los rincones del club que le había contratado para reflotarse de uno de los palos más duros que ha sufrido a lo largo de su historia.

    Ese hombre es el que ha convertido a esta UD Las Palmas en el equipo de mejores prestaciones de cuantas temporadas como la actual ha militado en la Segunda División. Sabe bien que está en camino algo importante, pero queda por completar en la segunda vuelta porque no se asciende en enero.

    Herrera viene dejando en su viaje insular una colección de mensajes. Este martes en la emisora oficial de la UD Las Palmas, donde ofreció unas manifestaciones de mitad de campeonato, su sinceridad fue más lejos. "Los jugadores canarios son mejores de lo que creía" afirmó. Le habían informado mal, reconoció. Y fue entonces cuando habló de una de sus claves como gestor del grupo que actualmente lidera la Segunda División. "Los jugadores canarios tienen más alma de lo que se dice en la Península".

    Al fin y al cabo, lo que hace Paco Herrera o lo que se propone es lograr uno de los principios del seleccionador Vicente del Bosque. "El futbolista ha de apasionarse con su profesión". Esa pasión la está fraguando en alto grado Herrera, pero no sólo en el seno colectivo del vestuario, donde ningún jugador parece sentirse alejado del proyecto. También la está rescatando a su alrededor y en grado creciente se aprecia ya en los graderíos.

    A mitad de Liga, Las Palmas es el equipo que todos sus aficionados quisieran en el mes de junio. Llegar puede lograrse con cierta solvencia; mantenerse es lo difícil. Y ahora es cuando toca salir al escenario a la segunda parte del propio Paco Herrera: el detallista que remata la obra con un final pletórico. Y como periodistas también, apasionadamente deseamos que llegue ese momento.

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