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Y lloraron una vez más

La imposición de las insignias de oro y brillantes a los cinco argentinos magníficos coronó la noche copera en el Gran Canaria, con 10.671 espectadores aplaudiéndoles a rabiar

  • MITOS ARGENTINOS
  • 02/12/2014 - 23:59

M.B.

Contaban en la sala vip del Estadio de Gran Canaria las útlimas cosas que habían sucedido en el día. Las lágrimas seguían brotando en todos porque tantos años de espera había sacado de sus corazones los sentimientos enraizados con el escudo de la UD Las Palmas. Antes de llegar al Estadio, Morete había sido objeto de un hecho singular. En las calles de la capital grancanaria, un aficionado le reconoció y se postró de rodillas ante el mítico ariete. Habían pasado no sé cuántos años de su último gol, ni se recordaba, pero el ídolo estaba ante él y por ello le mostró en público una devoción a la que ya no estaba acostumbrado.

No quedaron ahí las emociones. Durante todo el día se produjeron firmas, dedicatorias, fotos y más fotos. Y una visita especial: camino del Estadio de Gran Canaria, el grupo de los cinco magníficos y algunos consejeros de la entidad, entre ellos el presidente, hicieron escala en la Casa Amarilla, la sede donde los futuros jugadores del club hacen vida y crecen como deportistas y personas. Entusiasmaron a los jóvenes jugadores residentes y salieron entusiasmados ellos. Las lágrimas al escuchar canciones referidas a la UD Las Palmas de los hoy jugadores de filiales les emocionaron en grado extremo.

Pero no estaban todas las sensaciones finiquitadas. El momento cumbre llegó al descanso. Las 10.671 personas que anoche, en jornada laboral y con húmedo invierno en Siete Palmas, se pusieron en pie para corear sus nombres y apaludirles uno a uno al recibir las insignias de oro y brillantes de la UD Las Palmas. Carlitos Morete, Daniel Carnevali, Miguel Ángel Brindisi, Quique Wolff y Teodoro Fernández, da igual el orden de los nombres. El presidente Miguel Ángel Ramírez les llevó hasta el centro del campo, acompañado entre otros por el presidente de honor, Germán Dévora, y ejerció como cálido anfitrión en el acto protocolario.

La noche para ellos, además del fútbol, terminó en Naciente. Una pancarta conmemorativa y el aliento de aquellos músicos acabó por vaciar la reserva de sus emociones. ¡Vuelvan pronto y no nos olviden!.

La pancarta de Naciente, dedicada a los argentinos magníficos, que acudieron a felicitar efusivamente a los aficionados de aquel sector (C. Torres)

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