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"En Las Palmas fuimos felices"

Carnevali, Wolff, Brindisi, Morete y Fernández reviven sus emociones al reunirse otra vez para recibir la insignia de oro y brillantes de la Unión Deportiva. Pero renuncian a volver a ver el escenario donde fueron ídolos. "El Insular nos lo llevamos como lo conocimos, en el recuerdo. No queremos ver caer sus muros"

  • MITOS ARGENTINOS
  • 30/11/2014 - 15:43

Manuel Borrego

La UD Las Palmas escaló este domingo una montaña de emociones. El club volvió a reunir a los cinco magníficos jugadores albicelestes, aquellos que vinieron en la década de los setenta para hacer travesía en el fútbol español, en una de las mejores etapas del club grancanario. Los representantes de la entidad, aficionados y los periodistas más veteranos no pudieron evitar revivir sensaciones de antaño, aplaudir con el corazón a quienes tan brillantemente defendieron la casaca amarilla. Pero ellos, también. No lo ocultaban este domingo Quique Wolff, Miguel Brindisi, Daniel Carnevali, Carlos Morete y Teodoro Fernández. Casi de forma unísona confesaron prácticamente lo mismo. "En Las Palmas fuimos felices", resumiría El Puma Morete con el asentimiento de sus restantes compañeros.

El agrupamiento del quinteto argentino, que el martes recibirá la insignia de oro y brillantes de la UD Las Palmas, se produjo en el Hotel Santa Catalina, sede de una comparecencia colectiva en la que recibieron el agasajo del club por parte del presidente de honor, Germán Dévora, acompañado por el vicepresidente Nicolás Ortega, el consejero Rafael Méndez, el director general Patricio Viñayo, el director general deportivo Toni Cruz y el responsable de la Fundación de la entidad Carmelo Pérez. Miguel Ángel Ramírez, presidente, estaba de regreso de Barcelona donde acudió este fin de semana con el primer equipo, en el frustrado intento de jugar el encuentro contra el Sabadell.

Para los propios ex futbolistas, el regreso a la isla ha supuesto un momento cumbre en sus vidas. "La UD Las Palmas forma parte de nuestras vidas", resaltó Wolff quien subrayó el acierto del consejo de administración de permitirles disfrutar de este momento "ahora que aún podemos estar todos juntos".

Morete fue quien más utilizó la felicidad como decorado de su etapa como realizador de los amarillos. "Fui un hombre feliz marcando goles que hicieron felices a mucha gente", señaló. "Vengo con la emoción de volver a esta tierra" después de 34 años. "He visto la ciudad que ha mejorado; apenas la reconocía".

El Insular, como en aquella época

A la derecha, Morete y Germán, los dos máximos goleadores en la historia de la UD Las Palmas (C. Torres)

Porque el ariete que procedía de River Plate no volvió a pisar tierra canaria después de que pasara por última vez con la camiseta del Sevilla, equipo que le fichó convencido por el técnico Miguel Muñoz. "Mis recuerdos son imborrables. He regresado con la emoción de un niño", dijo al mencionarse el nombre del Estadio Insular. "No quiero llevarme otro recuerdo que el de aquella época. Aún me acuerdo un día en que los aficionados, tras un partido con el Salamanca, me llevaron en hombres hasta mi casa, que estaba a cuatro cuadras del Estadio. Por eso fui feliz y por eso me acuerdo que el único gol que ha dolido marcar en mi carrera profesional fue el que le hice a Las Palmas con el Sevilla (de cabeza). Me paré ante la Grada Naciente" y pidió perdón. "Ese estadio me lo llevaré acá, en el corazón".

Los argentinos se resisten a que en su estancia en Gran Canaria, que será breve en la mayoría de los casos, realizar una visita al viejo Insular ahora que precisamente sus muros caen. Miguel Brindisi se refirió a sus recuerdos como antaño. "Tenerlo en mi cabeza como era en aquella época. Es nostálgico pero prefiero no verlo ahora así. Aún recuerdo todos sus rincones, con las personas que estaban allí como Paquito o don Carmelo Campos. Venía hablando con Carlos de todo ello e, incluso, ahora antes de venir hemos vuelto a ver al hijo de Morete que apenas tenía unos añitos en la isla y que hoy es un hombre de 39 años. Nuestros hijos de amarillo en ese estadio. No quiero cambiar para nada esos recuerdos".

Miguel es el único de los cinco que, además de ser futbolista, lo hizo también como entrenador. Y aunque ambas etapas fueron antagónicas, dijo en voz alta que "en cualquier parte donde hemos estado fue un orgullo decir que jugamos en la Unión Deportiva".

El viaje en el tiempo

Wolff se refirió a las famosas arenas de la parte inferior de la grada Curva. "¿Recuerdan?. Aquello se llenaba de hinchas que iban arriba y apenas veían solo un arco del campo. No vi en el mundo un estadio así (...) Me acuerdo del último partido de mi primer año, contra el Celta, en que nos jugábamos los dos mucho y el que perdía se iba a Segunda División", comentó al referirse a su momento estelar en el equipo. "Tenía tocado el tobillo y me fui a Maspalomas. Allí, con las aguas y la arena, logré curarme y le dije a Míster Sinibaldi que podía jugar el partido. Aquel campo estaba a abarrotar y ese día marqué un gol, con un gran pase de Germán".

La memoria de todos ellos viajaba. El Maestro, que les acompañó en los comentarios, precisó que el equipo en esa época había hecho cosas importantes pero también le tocó sufrir. "Tuvimos muy buenos momentos deportivos y también pasamos malos" ratificó Carnevali quien rememoró como una de sus mejores actuaciones un partido televisado (en la época eran pocos y en blanco y negro. "Que logramos ganar 0-1. Y con gol de Fernández; me lo acaba de recordar".

El afectuoso saludo entre Wolff y Fernández, auspiciado el encuentro por la iniciativa de la UD Las Palmas (C. Torres)

 

El delantero mendocino recordó con gracia que "la gente de las arenas y de los balcones -del edificio de la calle Manuel González Martín- era precisamente los que pedían al club que devolviéramos el dinero de las entradas cuando jugábamos mal. Yo tengo que agradecer el esfuerzo de todos por este momento. Me tocó llegar en 1971 y la Unión Deportiva caló en mi y en mi familia. Por eso tengo un hijo guanche, Jonay" residente en Tenerife.

Alabanzas García Panasco y Betancort

En el turno de intervención, Brindisi tuvo un gesto también loable. Porque se acordó que aquellos complejos fichajes de los años setenta se habían producido porque "en el club dominaba en aquella época la coherencia". Y se refirió a dos hombres claves en la venida de los cinco magníficos: "don Jesús García Panasco -secretario general- y Antonio Betancort -entonces secretario técnico-, quienes se pasaron días y días en Buenos Aires" hasta ir convenciéndoles a todos ellos. Y añadiría algo que desde la distancia él ha detectado. "A veces suceden cosas como lo de este año (alusión al 22 de junio), que te pueden hacer perder la cabeza. Pero observo que aquí sigue dominando la coherencia".

Le tocó a Germán hacer una definición futbolística de cada uno de los jugadores. "Carnevali no dejaba la portería nunca, ni para entrenar; con Quique disfruté mucho y acabó siendo el central del mejor equipo español; Fernández es el menos nombrado de todos pero logró marcar goles muy importantes para nuestro equipo; Morete tardó un tiempo en empezar a marcar pero, cuando se fue, pensé: menos mal, podría quitarme mi record de goles. Y dejo para el final a Brindisi que, cuando mejor estaba jugando se nos fue. Y estuvo más tarde en Boca donde la figura no era Maradona, era él", sintetizó. "Las Palmas se ganó la lotería primitiva con estos fichajes"

A las 20.45 del martes, en los prolegómenos del partido de Copa contra el Celta, será el gran momento de los argentinos. Los que le vieron y los que solo han escuchado de ellos tienen una cita en el Gran Canaria.

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