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Pichichis amarillos en el dique seco

Rubén Castro y Marcos Márquez, al igual que ahora Sergio Araujo, pasaron etapas de sequía en las temporadas que finalizaron como máximos realizadores de Segunda División

  • AMARILLOS DE SIEMPRE
  • 05/03/2015 - 20:35

M.B.

La preocupación que divulga Sergio Araujo ante la ausencia de gol en sus recientes partidos puede parecer desproporcional, producto de su juventud o falta de costumbre. Él mismo recordaba este jueves que "nunca fui un goleador"; pero por la misma razón tampoco nunca supo cruzar una travesía del calendario donde se ausentara de firmar tantos, como le ocurre en los 618 minutos en juego desde sus últimos aciertos, frente al Zaragoza.

Para comprender que la sequía no es exclusiva suya o para que podamos valorar la dificultad que supone marcar en el fútbol profesional, comprobamos las dos malas rachas más importantes de los únicos jugadores que fueron pichichis en la historia de la UD Las Palmas. Y además, lo analizamos en las temporadas donde al final acabaron recogiendo el trofeo que patrocina el diario Marca.

Rubén Castro (2003-04). El goleador isletero acabó la temporada con 22 tantos y tuvo dos paréntesis importantes en la segunda vuelta. El mayor fue tramo sin goles se produjo entre la jornada 23 a la 32, entre su gol en Leganés (0-2) y el que firmó más tarde en la portería del Alavés (1-2), ocho partidos después. En total Rubén estuvo en juego sin marcar 623 minutos, entre ellos cuatro partidos completos.

No fue la única ausencia goleadora del 'Moña' amarillo, porque más tarde volvería a estar 496 minutos sin anotar, en una etapa en la que se fraguaba el descenso matemático a la Segunda B.

Marcos Márquez (2006-07). En sus cinco temporadas de amarillo, el andaluz pasó varios ciclos en blanco. Pero fue especialmente llamativo el primer parcial de la temporada en que acabó pichichi. El Matador firmó un gol (al Lorca, 2-1) en los siete primeros partidos de competición liguera. Su parcial fue de un tanto en los primeros 715 minutos en juego. Pero Márquez acabó la campaña con 21 y con el título individual.

Podríamos ofrecer una colección más amplia de casos. Pero nos centramos en otro argentino, Carlos Morete, un goleador idolatrado por la afición grancanaria. Sin embargo, el Puma de River tuvo un inicio inestable. No marcó en sus primeros cuatro partidos oficiales y por fin, en el quinto, empezó su cuenta (hasta 99) frente al Real Zaragoza. Recordaba en su reciente visita a la isla que aquel murmullo en la grada le preocupaba pero Miguel Muñoz, el técnico de la época, le tranquilizó pidiéndole que hiciera lo de siempre.

La alegría del gol hay que saberla asimilar e, incluso, también disfrutar. Pero el delantero también se debe esmerar en tener paciencia porque el gol es como el rock and roll: siempre regresa.