La previa

Todo empieza con un acto de fe

Manuel Borrego

 

Aunque en realidad debería ser un ‘todo continúa con un acto de fe’. Eso es lo que mutuamente se piden los actores de la UD Las Palmas en este tramo final de la temporada. García Pimienta a sus jugadores: han de insistir en una idea que, para el técnico, es la que se ajusta al perfil de la plantilla y la que le debe llevar al triunfo. También lo ha solicitado el capitán Viera a sus compañeros: Hay que creer en conjunto, sin fisuras. Y la que trata de llevar el propio club a la grada, solicitando el respaldo moral y aliento de los aficionados en partidos tan trascendentales como el de este sábado frente al Girona.

 

Es un acto de fe para escalar posiciones. Y ello solo es posible encadenando un número de victorias suficientes como para remontar hasta la posición que, con otra petición de crédito distinta, quiere conservar el propio rival de esta jornada 31ª.

 

La ocasión no puede tener mejor proyección en estos momentos. Porque la victoria sobre el Girona es una resta directa al equipo que atesora el billete del play off.

 

Todo lo demás es volver a evaluar la necesidad de estar tan precisos en defensa como ocurrió en la visita a la SD Huesca, donde se minimizaron (casi anularon) los errores. Y también ser exigentes en ataque con la daga preparada para no fallar.

 

La Liga entra en las doce jornadas finales que corresponden a su último cuarto de competición. Las Palmas ha de exigirse en este tramo una cosecha de puntos como quizá no ha expresado en distintas etapas anteriores del mismo campeonato. No tiene otra salida que hacerlo.

 

El partido, además, le brinda unas dosis de esperanza extra a los amarillos al no estar presente en él los dos futbolistas más importantes en los esquemas del Girona. El grancanario Juanpe, como jugador con jerarquía en la actual defensa catalana. Y el uruguayo Cristian Stuani, ubicado en lo más alto de la lista de goleadores de la competición con sus 16 dianas. Una lesión y una sanción pesan en los planes de Michel Sánchez, un alumno de Mel.

 

El de este sábado es además un encuentro prometedor de buen fútbol y de pasiones. Y que puede desembocar en otro acto de fe: el de reconquistar una confianza que ha quedado malherida. Pero no acabada.