La previa

Anduva, el estadio con una falsa leyenda

Manuel Borrego

 

Comentaba esta semana Pepe Mel, como también han hecho otros entrenadores, que jugar en el feudo oficial del CD Mirandés presenta unos condicionantes especiales. Lo decía sin duda al valorar las cualidades tradicionales del conjunto de la provincia de Burgos y aludía a las dimensiones del terreno de juego donde este domingo, a las 17.15 hora canaria, se disputa la cuarta jornada del campeonato de Liga. A modo de síntesis:

 

“Cada vez que la UD Las Palmas va a Miranda (de Ebro) los puntos se quedan allí. Debemos rebelarnos”

 

“Va a ser un partido competido, difícil … pero para los dos equipos. No solo para nosotros”

 

“Jugaremos contra un equipo que es muy móvil, sobre todo los tres de dentro (…) Es un rival que no se quita el balón de encima, asume esa responsabilidad y lo hace bien”

 

“Sabemos su potencial a balón parado. Anduva es un campo propio para los córners, para los saques de banda y para las faltas laterales. Todo eso en el fútbol actual hay que tenerlo muy en cuenta”

 

La UD Las Palmas acude a un escenario donde se ha generado una tradición de derrotas. Pero en las cinco registradas en su historial de visitas a Anduva hay que desestimar nada que esté relacionado con las dimensiones del rectángulo de juego de aquella instalación. Porque Anduva y el Estadio de Gran Canaria miden exactamente igual (105 x 68), sus porterías son las reglamentarias y los balones que se utilizan son los oficiales aportados cada temporada por la RFEF. Tanto en la isla como allí se juega al fútbol once contra once, salvo incidencias de expulsiones.

 

Todo lo demás lo deben poner en el campo de juego los futbolistas. Otra cosa es la sensación ambiental del graderío cercano o el grado de combatividad que ofrezcan los amarillos, si está al menos a la par que su oponente.

 

Considerar las virtudes del juego rival y atender a las jugadas de córners, saques de banda y faltas laterales es la misión a seguir durante las 42 jornadas de la Liga regular. Y, si toca, en los de la promoción de ascenso.

 

Las Palmas acude a ese lugar con una moral en crecimiento. Ganar allí redoblaría esa confianza. Y más si lo hace con sus propias convicciones futbolísticas.

 

De todo ello también es capaz ese mismo equipo que viaja para la siguiente batalla.