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Obituario

Ruiz de Lopera y los refuerzos de la UD en 1997-98

El histórico presidente y máximo accionista verdiblanco fallece a los 79 años de edad

  • LFP
  • 24/03/2024 - 10:45
Ruiz de Lopera y los refuerzos de la UD en 1997-98 La imagen elegida por el Real Betis para la nota sobre Ruiz de Lopez. A su lado, en un recuadro, Kowalcyzk y Bjeliça (RBB)

B. Pérez

 

Luto en el beticismo. Este domingo se ha confirmado el fallecimiento del que fuera máximo accionista y presidente del Real Betis, Manuel Ruiz de Lopera, a los 79 años de edad.

 

El icónico dirigente verdiblanco presidió el club entre 1992 a 2010, cosechando una colección de éxitos y apostando para ello a varios jugadores canarios, entre ellos Alexis Trujillo, Momo Figueroa o Rubén Castro.

 

Pero también Ruiz de Lopera tuvo una relación con una UD Las Palmas en etapa difícil para el representativo grancanario. Se le recordará por varios movimientos de jugadores que viajaron desde el Benito Villamarín hasta la isla.

 

La operación más importante se produjo en la temporada 1997-98, con la llegada a la UD Las Palmas del polaco Wojcek Kowalczyk (entonces con 25 años) y del croata Nenad Bjeliça (26). Estos jugadores no contaban en los planes del técnico Luis Aragonés y eran pretendidos por varios conjuntos. El más pujante era la SD Compostela, entonces en Primera División. Pero Lopera cerró una operación de venta en el caso de Bjeliça y cesión del delantero Kowalcyzk, célebre por su participación hasta la final en los Juegos Olímpicos de 92 (plata en Barcelona).

 

La UD cubrió aquella operación en 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros), abonando 150 millones por el croata y 50 por el préstamo del polaco. Las Palmas llegó esa temporada a la promoción de ascenso frente al Oviedo, quedando a las puertas de la máxima categoría con García Remón en el banquillo.

 

También, tras pasar por el Betis, se incorporaron al equipo amarillo Jaime Quesada y Olías (campaña de ascenso en 1999-00, a las órdenes de Sergio Kresic). O Jaime Pérez (2005-06, año de ascenso a Segunda A).

 

El Betis recuerda en su nota obituaria que Lopera nació el 13 de agosto de 1944, heredando el sentimiento bético de su padre y desde niño se convirtió en un fiel seguidor del equipo verdiblanco.

 

Añade: En 1991 ingresó en la Junta Directiva del Real Betis que presidía Hugo Galera y en diciembre de ese año fue nombrado vicepresidente de la misma, participando muy activamente en el proceso de conversión de la entidad en Sociedad Anónima Deportiva.

 

(…)

 

Durante su larga singladura al frente del Real Betis, Manuel Ruiz de Lopera obtuvo éxitos deportivos muy importantes, tales como la consecución de la Copa del Rey en 2005 y, ese mismo año, la clasificación del equipo verdiblanco para la Champions League. Asimismo, bajo su mandato, el club disputó una vez la Recopa de Europa (1997-98) y hasta en cuatro ocasiones la Copa de la UEFA (1995-1996; 1998-99; 2002-2003 y 2005-2006).

 

Vivió, igualmente, los ascensos de 1994 y 2001 y los descensos de 2000 y 2009, y, junto a ello, impulsó en 1998 una remodelación del estadio, culminada en 2000, que permitió levantar nuevas tribunas en las zonas de Fondo y Gol Norte. Precisamente al terminar esas obras, promovió que el campo llevara su nombre, situación que se mantuvo hasta 2010, cuando el voto mayoritario de los socios le devolvió al estadio el nombre de Benito Villamarín.

 

Durante su etapa presidencial (1996-2006) el Real Betis Balompié disputó 469 partidos, siendo por el momento el mandatario verdiblanco que registra en su haber un mayor número de encuentros.

 

Personaje controvertido y singular, gozó de una enorme popularidad desde su llegada al cargo y hasta la mitad de la primera década del siglo XXI fue muy valorado por la afición, aunque sus últimos años al frente de la entidad estuvieron marcados por una creciente oposición de la mayoría de los béticos que incluso provocó multitudinarias protestas que fueron minando su credibilidad a medida que se iban conociendo las resoluciones judiciales que ponían en entredicho sus actuaciones al frente del club.

 

Es indudable, en cualquier caso, que su peculiar forma de dirigir la institución y su arrolladora figura mediática, lo convirtieron en el gran protagonista de una época del Real Betis y en un nombre que ya permanecerá para siempre en la memoria colectiva de los aficionados, concluye la nota del club.