Manuel Borrego

La Liga se reanudaeste domingo para la UD Las Palmas en un escenario de alta dificultad por la calidad y experiencia del adversario, por las necesidades propias y las urgencias ajenas. Aunque la clasificación refleja una situación ficticia porque el Sevilla casi quintuplica el presupuesto de plantilla de la UD Las Palmas y su rol de colista, antes del encuentro, es surrealista.

El tramo que se enlaza tras la ventana FIFA comienza con esta visita al Sánchez Pizjuán, un estadio que no asalta el equipo grancanario desde hace más de cuatro décadas. Aunque los amarillos firmaron como visitantes del Sevilla algunas actuaciones notables.

Será también un previsible choque de estilos, los que han caracterizado las etapas de José Luis Mendilibar en distintos clubes y el actual de la UD Las Palmas en la era García Pimienta.

Las Palmas ha podido recuperar algunas piezas para rearmar al once que visitó en la jornada anterior al Girona. La posibilidad de volver a contar con Sandro Ramírez permite a García Pimienta recuperar un diseño de ataque de las primeras jornadas, ahora con Sory Kaba en la posición más avanzada.

Esa podría ser la principal novedad en el equipo grancanario ante un Sevilla en el que el incentivo de ver a Sergio Ramos o al delantero Mariano en el campo ha ofrecido mucho que decir en vísperas del partido. Hasta el punto de que el propio Mendilibar debió recordar el nombre del equipo rival, apenas mencionado en el ambiente mediático previo a la jornada.

Curioso es que el encuentro sea pitado por un colegiado (Martínez Munuera) que conserva una polémica en un Sevilla-Las Palmas, con decisiones que propiciaron la remontada final de los andaluces 2-1. Desde aquello ha llovido mucho, casi siete años, y solo queda el recuerdo. Pero fue precisamente un partido donde muchas de sus claves de entonces eran similares a la actuales. El poderoso y el equipo que quería ser rebelde.