El concepto velocidad no es el que ha manejado el fútbol tradicional grancanario, sin embargo es uno de sus principales recursos actuales de ataque
Manuel Borrego
La velocidad no ha sido tradicionalmente el concepto de juego que ha caracterizado al futbolista canario y al de la UD Las Palmas en general a través de la historia. Antes, al contrario: pausado, técnico, ... casi con un desarrollo de cirujano en los campos de juego. 31 temporadas le contemplan en la Primera División y en ninguno de los casos el conjunto amarillo pareció ser el que manejara el sentido de la rapidez como su prioridad. Tanto en los futbolistas de cantera como en las incorporaciones que llevaron cartel de refuerzos para su ataque. El entrenador del Girona FC, Francesc Rubí, ha sido quien ha subrayado este fin de semana unas jugosas apreciaciones dirigidas a Thievy ("el jugador más rápido de la Segunda División").
Pero es cierto lo que Rubí apunta especialmente en el caso del delantero galo, cuya velocidad y verticalidad ha hecho cambiar el rostro del ataque amarillo en la vigente campaña. E, incluso, el modelo defensivo con el que contener a Las Palmas por los restantes rivales de la categoría. Pero, siguiendo esta estela: ¿Es Thievy el futbolista más rápido en la historia del club grancanario?.
Adrián Colunga (2007)
No hay pruebas objetivas para sustentar una afirmación de este calibre porque, como el propio jugador ha confesado, nunca le han cronometrado distancias atléticas tradicionales ni el parece tener interés en controlar su punta de velocidad. Tampoco a sus antecesores. En el campo de batalla, sin embargo, hay acciones en las que Thievy resulta insultantemente veloz en relación a los zagueros adversarios.
Rubén Castro (2001)
Revisando la historia del club amarillo no localizamos a un futbolista que en instantes determinados de los encuentros ofrecieran el criterio tan veloz como el que ofrece Thievy. Sergio Lobera ha señalado recientemente que quizá el lateral zurdo Dani Castellano pueda estar muy cerca de su compañero. En la máquina del tiempo podríamos encontrar a un puñado de jugadores que, en algunos instantes, hicieron valer rápidas piernas para ganarse un hueco en el expediente del club grancanario. Nuestra valoración es subjetiva; veamos casos:
De las primeras temporadas del club en la máxima categoría se señala al argentino Jorge Larraz (1957) como el jugador explosivo que llegó a la delantera canaria. Él mismo se comparó a Paco Gento en una entrevista concedida a Tinta Amarilla.
Jorge Larraz (1957)
La velocidad y la precisión en sus acciones fue lo que decoró el fútbol amarillo en los años sesenta, en aquellas etapas del subcampeonato y el tercer puesto. Aunque el concepto veloz cobró cierta dimensión a partir de 1975 cuando se incorporaron a la plantilla dos jugadores que lograron notables resultados en ataque: Juani Castillo (procedente del Unión Chile) y Carlos Morete (del River Plate). Juani realizaba sus acciones con el balón cerca de su sombra; Morete aprovechaba su amplia zancada y los perfectos balones que le proporcionaban en profundidad los notables centrocampistas de la época.
El tiempo avanzó hasta la llegada de un futbolista especialmente veloz como Roberto Maschiarelli (1983, procedente del Atlas de Guadalajara), cuya luz en el equipo isleño también fue fugaz. Narciso, en la misma época, no se le quedaba a la zaga. Con fama de hombre veloz también llegó al equipo el uruguayo Daniel Vidal (1988, de Peñarol) y una decepción procedente de Ferrocarril Oeste, Sergio Ozán (1991), al que apenas se vio en partidos oficiales.
Eloy Jiménez (1995, del Levante) fue un futbolista que aprovechó sus recursos deportivos, no brillantes pero sí efectivos. Supo entenderse con sus compañeros para buscar siempre la espalda de los zagueros. Rápido, pero en los últimos metros, su compañero Chili Allende (1996, del Racing). Y con una rapidez intermitente pero efectiva también se expresó Turu Flores (1996, de Vélez Sarsfield). Esa misma temporada, como refuerzo invernal, llegó un jugador mundialista con apodo 'Flecha': Arístides Rojas (1997, Guaraní), cuya quinta marcha apenas pudo disfrutar el aficionado grancanario. Sí, en cambio, a una lanza por la banda izquierda como lo fue Joaquim Agostinho (1997, del Salamanca), protagonista de memorables contragolpes en una temporada en que Las Palmas acarició el ascenso a la Primera División de la mano de García Remón.
Daniel Vidal (1988)
Dos jugadores de la cantera mostraron un nuevo ritmo en las acciones de ataque del equipo en el último paso por la Primera División. Fueron Antonio Guayre (2000) y Rubén Castro (2001); rápidos e intuitivos. Aún se recuerda la célebre frase de Rafael Alcorta cuando preguntó "quién era ese Guayre" que había declarado antes de visitar San Mamés que la zaga del Athletic era lenta. El defensa internacional lo comprobó en sus carnes.
Quizá el último futbolista veloz que lució el escudo de la UD Las Palmas fue Adrián Colunga (2007, del Pájara Playas), sin olvidar que aún hoy la rapidez combinada con la resistencia es el punto fuerte de Vitolo Machín, a quien el mismo Rubí ha considerado como "el CR7 de la Segunda División".
Joaquim Agostinho (1997)
Sea como fuere, Las Palmas es en la actualidad un conjunto diferente al perfil que le caracterizó durante décadas. Y Thievy, un ariete que, al margen de la velocidad, está aún por descubrir.