"La salvación del año 1992 no era para siempre"
30/06/2012

Luis Sicilia, presidente de la reconversión en sad de la UD Las Palmas, señala veinte años después que la "ilusión por volver arriba es lo que no ha cambiado"

"Este es mi pequeño paraíso". Luis Sicilia García no puede ocultar su satisfacción personal al recibirnos en la sala del Maipez Hotel Rural, su principal ocupación profesional, ubicado junto a las canchas deportivas de tenis y pádel en La Calzada. Elegimos el 30 de junio para la entrevista porque, justo veinte años atrás, este empresario era el hombre que llevaba el timón de una UD Las Palmas que debía sortear el momento más delicado de su historia: la reconversión del club en sociedad anónima deportiva. Lo hacía junto al CB Gran Canaria, estimándose entonces aquella fecha como una refundación de la entidad. El escenario era claro: renovarse o desaparecer a causa de las deudas.

"Teníamos que liderar un movimiento social que diera legitimidad a la aportación del Cabildo para cubrir el capital de la nueva sociedad anónima deportiva. Trabajamos muy duros y, sin duda, ese logro es la acción que ha marcado mi vida en el deporte. Entre todos conseguimos que la UD Las Palmas resolviera la liquidación de sus deudas y se mantuviera con un capital importante disponible para su resurgimiento". Pero, pasados estos años y conocido el duro acontecer que padeció la entidad (72 millones de euros en números rojos y una causa abierta en los juzgados lo resume todo), Sicilia confiesa que se puede sentir cierto desencanto porque "fuimos ingenuos al pensar que aquella salvación del año 92 era para siempre".

El ex presidente amarillo, Luis Sicilia, señala detalles de la bella estampa rural de La Calzada (C. Torres)

"Mucha gente daba la vida por evitar la desaparición de la Unión Deportiva"

La verdadera historia de los clubes quedarán sumergidas de puertas hacia adentro. De eso es consciente el hombre que asumió en dos ocasiones la presidencia de la UD Las Palmas y en ambas comprobó cómo eran las tripas de la entidad en la que también fue futbolista. En aquellos días del verano del 92, Sicilia sentía que estaba allí con el respaldo de Jesús Gómez porque "yo era presidente de Asinca (Asociación Industrial de Canarias) y tenía posibilidades de conectar con el mundo empresarial. En todo momento creí que el presidente de la UD Las Palmas iba a ser Gómez Cáceres; estaba convencido de ello, aunque más tarde no fue así por su condición de magistrado. Vine al club para echar la mano que me pidieron y acabé en la presidencia y muy involucrado. Mi Vespino tuvo parte de culpa".

- Explíquese, por favor:

- En aquellos días yo me movía como pez en el agua por toda la ciudad. Acudía a citas para reclamar apoyos. Iba en Vespino (motocicleta); ese era mi secreto. Apenas tardaba de un sitio a otro y la gente se preguntaba cómo podía hacerlo. Pero es que una situación como la que padecía la UD Las Palmas requería estar volcado día tras día y en todas partes. Así lo hicimos, llevando el mensaje de un lado a otro sin parar. En aquella época se generó una gran movilización popular. Hasta trece mil personas compraron al menos una acción a diez mil pesetas. Vimos cosas extraordinarias, porque mucha gente daba la vida para evitar la desaparición de la UD Las Palmas. Una de las imágenes que tengo en mi recuerdo, después de atender a muchas personas para convencerlas, fue la de una señora mayor que llegó al club en los últimos días y, sin decir nada, depositó un dinero en la recepción y se marchó sin dar una explicación. Nunca supimos de quién se trataba y por qué lo hizo. Destaco su generosidad porque ilustra las muestras desinteresadas que recibimos.

 

"Una señora llegó al club, depositó un dinero y se marchó sin que supiéramos nunca de quién se trataba"

 

- ¿Cuál fue el gesto más extraordinario que conoció entre los inversores accionistas?

- Fueron muchos en pocos días. Pero recuerdo con especial en la empresa JSP, cuando Sánchez Peñate convocó a doscientos empleados en una asamblea y allí les explicamos el propósito de la acción social para salvar a Las Palmas. Él mismo fue luego añadiendo uno a uno a sus empleados, recordándoles lo que habían ganado durante el año y las cantidades que cada uno podía disponer. Desde luego, hicimos aquel día doscientos accionistas. Ese esfuerzo de la sociedad grancanaria era impagable. Mucha gente no llegaba a las diez mil pesetas (sesenta euros) y nos dejaba cantidades sueltas para unirlas en acciones. Logramos captar la sensibilidad popular y el Cabildo hizo el resto.

- De forma paralela, la selección juvenil de Las Palmas lograba días antes el título nacional en el Campeonato de España. Ramón Medina, su seleccionador, declaró en entrevista a Tinta Amarilla que recibía llamadas a diario suyas para hacerle ver la importancia que tenía aquel logro. ¿Tanto supuso el título de aquellos nuevos diablillos?

- Por supuesto. Había una relación entre lo que aquellos chicos estaban consiguiendo y el ánimo de nuestra gente. La cantera era nuestra razón de ser y ella estaba levantando la moral después de un descenso de la Unión Deportiva. Aún recuerdo cuando, con Juan Armas -dirigente del Victoria y consejero del club- estábamos en la Plaza Saulo Torón y se produjo aquella recepción a los campeones. La ayuda de aquel título conquistado fue muy importante para nuestros objetivos. Se lo hacíamos ver.

- La queja veinte años después del técnico de la selección es que luego la Unión Deportiva no correspondió al éxito de sus jugadores:

- Puede ser. Ramón Medina no es sospechoso de hablar sin un argumento. Por diversas razones no tuvieron presencia en el primer equipo de la Unión Deportiva, salvo algún jugador. Pero no podemos restarle el valor que tuvieron porque se convirtieron en un factor muy importante en el impulso social. No sólo logramos meter a la UD Las Palmas en el plan de saneamiento sino que en la historia de la entidad nunca hubo tanto dinero en tesorería para volver a empezar.

 

"Javier Pérez insistía e insistía en que le vendiéramos a Robaina. La afición no nos lo hubiera perdonado"

 

- De aquel equipo campeón, ¿tuvo la UD ofertas para vender futbolistas a otros clubs?

- Javier Pérez -presidente del CD Tenerife- insistía e insistía en que le vendiéramos a Robaina. Llegó a ofrecer 115 millones de pesetas por el jugador cuando apenas tenía 18 años. Eso era un pastón ... Nosotros le decíamos que no y que no. El valor que tenía Robaina en nuestra afición estaba por encima de cualquier dinero que nos pudieran brindar. La afición no nos habría perdonado. Toni se fue al Tenerife en 1995, pero yo ya no estaba en la presidencia. De Orlando también tuvimos algún interés exterior y de Socorro ... bueno: jugamos un amistoso contra el Bayern de Munich en el Estadio Insular y aquel día Socorro lo hizo de tal manera que los alemanes vinieron a preguntarnos por él. Ese era el encanto que tenía nuestra cantera; también lo detecto en la actualidad.

- Veinte años después, ¿qué cambió?. Se hablaba entonces de popularizar el club y, sin embargo, desde aquella fecha de 1992 no existen elecciones en la UD Las Palmas ...

- (Piensa la respuesta). El mundo del deporte es imprevisible. Hay que saber distinguir dos cosas: la UD Las Palmas es propiedad de toda la sociedad grancanaria, pero hay una legislación mercantil que se ha de cumplir y por eso el club tiene una representación accionarial definida. Pero no podemos dejar de distinguir la existencia de ese binomio entre los grancanarios y su club. Esa unión no se puede alterar; sería un error. La realidad mercantil es lo que condiciona el resto. Lo demuestra el hecho de que cuando yo presidía el club en la primera etapa las juntas de accionistas eran concurridas, acudían trescientas personas. Pero ahora no es así.

- ¿La ilusión, quizá, es la misma ahora que entonces?

- Sí, creo que son etapas diferentes, pero la ilusión por volver a estar arriba está intacta. Sin embargo es curioso que la historia de la UD Las Palmas siempre ha estado regida por la necesidad, por un agobio económico desde sus primeros días ... también hoy.

- Usted regresó a la presidencia después de Gerencia Deportiva y la primera etapa de Manuel García Navarro. ¿Cómo encontró el club entonces?

- (Respiro profundo). En mi vuelta, en 2001, me resultó impactante encontrarme el club en unas delicadas condiciones de salud, nueve años después de la reconversión en sociedad anónima deportiva. Pero aclaro que entre 2001 y 2004 fue cuando se generó la verdadera catástrofe que ya sabemos cómo acabó. Nunca temí, sin embargo, por la desaparición porque entendía que había personas con una capacidad de movilización extraordinaria como eran los casos de Germán Suárez, Tadeo, Lopesán o los hermanos Domínguez; no iban a permitirlo.

- ¿Por qué aceptó volver a la presidencia en la segunda ocasión?

- Se había producido una ampliación de capital, auspiciada por José Carlos Mauricio y en esos cambios yo regresé. El motivo, el mismo: echar una mano. Cuando se produjo el relevo de Manuel García Navarro se consideró que yo era la persona ideal para tratar de reflotar el club. Pedí un poco de tiempo para hablar con mi familia, pero apenas tuve oportunidad para decir nada cuando todo el proceso ya estaba otra vez en marcha. He de decir que esa etapa fue muy dura, con un desgaste importante incluso de salud en lo personal. El descenso de Primera División fue lo peor que le pudo ocurrir a la entidad, porque se perdió la posibilidad de mantener fuentes de ingresos que eran vitales.

- Pero todo fue a peor hasta llegar al proceso concursal ...

- Yo, en cambio, esta etapa la considero como una solución saludable. El club llegó a los Juzgados no exento de riesgo de desaparición, que era altísimo en aquel momento. Pero resalto el papel que han tenido al cruzarse en el camino dos personas como el juez Cobo Plana y el presidente Miguel Ángel Ramírez, cada uno en su faceta. La actuación de Cobo Plana fue comprensiva, con una labor también no ausente de riesgos para él. El pulso que mantuvo con la Federación por el asunto del entrenador (se refiere al caso Amaral) fue algo memorable. Cogió a paso cambiado a todo el mundo. Ramírez fue, desde su condición, un brazo ejecutor necesario. Tenía un papel muy difícil de asumir en ese caos donde todo el mundo se acercaba a Pío XII para decirle "¿qué hay de lo mío?". Ha tenido que administrar miserias y sigue en la pelea. Por experiencia sé que ese puesto es agotador.

Manuel Borrego


Una imagen de Maipez Hotel Rural, propiedad de la empresa de Luis Sicilia (C. Torres)

Turismo rural, a cinco minutos de la ciudad

Luis Sicilia combina deporte y hostelería, apenas a cinco minutos de la capital. 40.000 metros cuadrados que han supuesto también su alejamiento del mundanal ajetreo que tenía en la etapa presidencial amarilla. Maipez Hotel Rural sirve también como refugio para algunos actos de los ex jugadores amarillos, que se sienten en el negocio de la familia Sicilia como si fuera propio.

Y entre tanta tranquilidad, nosotros la rompemos aportando el nombre de su hijo Pablo, en la agenda de algunos equipos tras terminar contrato con el CD Tenerife. Ahí es donde Luis saca madera de buen negociador: no da pistas. "Pablo es un futbolista libre a partir de mañana. No conozco sus asuntos, ni sé lo que hará". Concluyente.

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