ANTECEDENTES
Así fue la noche en la que la UD Las Palmas acudió a Mestalla como víctima propiciatoria y acabó con un trinfo memorable en la Copa sobre el Valencia
“¡Pero qué moral tenéis, canarios!”. Los aficionados del Valencia CF lanzaban comentarios con ironía hacia los informadores isleños que aquella noche del 5 de febrero de 1997 habían acudido a Mestalla. Se trataba de la resolución de una eliminatoria de octavos de final de la Copa del Rey, que se había trufado con mucho morbo en los banquillos.
Todos los pronunciamientos previos estaban de cara al conjunto que entonces dirigía Jorge Valdano. No solo por su condición de rival de Primera ante un adversario que llegaba ‘tocado’ en Segunda División. Sino porque el 0-2 del encuentro disputado en el Estadio Insular dos semanas antes hacía presagiar que el Valencia iba a estar en el bombo de la Copa.
Entonces, como ahora antes de volver a la capital del Turia, se había producido un giro técnico en la UD Las Palmas porque el consejo de administración decidió relevar a Ángel Cappa por Paco Castellano como solución transitoria. Había que remontar en la Liga y, en la competición eliminatoria, no estaban perdidas todas las esperanzas.
Lo que desconocían aquellos aficionados es que Las Palmas iba a protagonizar una de sus memorables jornadas coperas a domicilio, apeando al Valencia con una actuación rotunda, eficiente y más tarde pletórica en la tarda de penaltis.
El entrenador amarillo dijo antes del desplazamiento que “estoy convencido de que le vamos a dar la vuelta a la eliminatoria”. Y tanto estaba que utilizó la última sesión previa al viaje a Valencia para ensayar los lanzamientos desde los once metros. Tenía la corazonada de que ese podría ser el destino en la eliminatoria. Este entrenamiento se había realizado en las instalaciones de la Asociación de Vecinos de Santa Ana, en Madrid, club de idéntico nombre que se había fundado inspirado en la UD Las Palmas. De hecho, la AV Santa Ana eligió el amarillo en las camisetas y el azul en su calzón como equipación oficial.
El equipo grancanario se había concentrado en Madrid porque debía afrontar la visita al Leganés antes de jugar en Valencia. Ante el rival pepinero hubo derrota 1-0, pero ese resultado no bajó la moral de los amarillos para la vuelta de la Copa. En eso tenían razón los seguidores del equipo che.
Ya en el partido, Las Palmas cuajó una actuación memorable con dos tantos, uno en cada tiempo. A la media hora Paquito Ortiz culminó con éxito una jugada del paraguayo Arístides Rojas. Y en el 50, el golazo de Orlando Suárez: Escapó del defensa argentino Cáceres con un toque en carrera y salvó la salida de Zubizarreta con su suave disparo por encima del portero vasco. Se escucharon aplausos en Mestalla como premio a la audaz jugada.
Con el 2-2 en la eliminatoria, y la expulsión de Axier Inchaurraga en la prórroga, quedaba todo para los penaltis.
Las Palmas anotó todos los lanzamientos a través de Juan Carlos Valerón, Paquito, Turu Flores, Víctor Afonso y Simionato. El pleno hizo inútil el esfuerzo del Valencia, porque Cáceres había lanzado fuera su castigo. En la portería de la UD, Santi Lampón, firmante de una gran jornada bajo palos.
Al terminar la noche y tras el festejo en el vestuario visitante, Castellano comentó que “al terminar la prórroga tenía que confeccionar la lista de los lanzadores. Y resultó curioso porque cuando iba a preguntar todos los jugadores me dijeron que querían un lanzamiento”. Así que no tuvo problemas para las designaciones de los cinco ejecutores amarillos, muy convencidos de lo que podría acontecer.
Aquella noche fue larga en la capital grancanaria. Porque la afición salió a la calle a los sitios comunes donde se celebraban los éxitos de la UD Las Palmas … con un cántico repetido: “¡Ni Cappa, ni Valdano; Paco Castellano!”.
La velada también fue extensa y polémica en Valencia, con protesta multitudinaria al presidente Paco Roig. “No siento vergüenza por la derrota”, dijo Valdano. Fueron sus últimas palabras en el cargo.