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Opinión

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    Tener una conversación con El Pirusa era todo un placer. Tenía una mente privilegiada que hacía que sus relatos sobre temas de nuestro fútbol canario fueran muy atractivos. Con un café por medio o con una copita de vino podíamos estar varias horas, y siempre había algo interesante en este hombre, José Antonio Pérez Marrero, que en la madrugada pasada fallecía con esa serenidad de la que siempre fue un galante. Se apagó en silencio, con la máxima discreción, la misma que le caracterizó a lo largo de toda su vida, y prueba de ello es que la primera reacción de las personas con la que hemos contactado es la misma. "Era un buen hombre. Una persona muy buena".


    Conocedor al dedillo del fútbol canario, y más concretamente en Arucas donde coincidió entre otros con Antonio Afonso Moreno, Tonono, cuando éste empezaba. Por sus manos han pasado muchísimos jugadores de nuestra cantera, de la que era ojeador captando futbolistas para la Unión Deportiva Las Palmas, siendo el director de la Escuela que fundó el club.


    El siempre recordado presidente Domingo Ponce no dudó ni un minuto en integrarlo en el equipo técnico que conformaba el Las Palmas Atlético en 1977. Ruiz Caballero, José Manuel León y José Antonio Pérez Marrero se complementaban para dirigir al nuevo filial amarillo que estaba integrado en su totalidad por jugadores de la cantera. Así se planteó desde la directiva del club amarillo al resto de los clubes de la preferente de entonces. Había que volcarse en la cantera para fortalecer el primer equipo y así dar el salto a la Segunda B. Hubo sus reticencias, pero al final todos firmaron.


    Casualidad o el destino, los tres se han ido en menos de tres meses. Nuestra cantera ha quedado huérfana y muchos ex jugadores lloraban ayer la marcha del Pirusa. ¡Qué tristeza, pero desgraciadamente es así!. Este 2020 nos está dando demasiados zarpazos, pero no debemos olvidar nunca, que gracias a personas como las que estamos nombrado se ha escrito la historia de este club, donde su cantera es tomada como bandera, y estos sí que han sido abanderados de la misma, pero no de palabras, sino de hechos que, ahora, con el paso de los años lo ratifican. Ojear la hemeroteca y ver como se formaban esos jugadores que tuvieron que suplir la época dorada de los años sesenta y setenta, ratifican lo que estamos diciendo.


    Este mismo viernes, cuando le comentábamos a Germán Dévora, el fallecimiento de José Antonio nos decía: "recuerdo que cuando empecé a entrenar en los filiales, él era el jefe. Era muy buena persona, con el que daba gusto dialogar". Pues sí, como decíamos al principio, hablar con El Pirusa era todo un placer. Ahora nos quedan sus recuerdos y las vivencias que nos contó. Hasta siempre amigo, y gracias en nombre de muchos jóvenes de nuestra cantera, a los que tuviste a tus órdenes, muchos de ellos llegaron al primer equipo. Era la vieja escuela, que con pocos recursos, han contribuido a la grandeza de nuestro fútbol.