
El Mallorca de 1996 arrebató a la UD al internacional rumano, en una operación relámpago en Bucarest del doctor Beltrán. Aquella temporada logró el ascenso y luego vino por el Mago
Manuel Borrego
El Real Mallorca vuelve a ser este sábado adversario oficial de la UD Las Palmas como equipo de Segunda División. Ocurre 17 temporadas después de la última oportunidad (2-2 en el Estadio Insular); pero ambos clubes con el mismo propósito de ascenso. El conjunto balear fue una piedra en el zapato del representativo grancanario en aquellos primeros días del ciclo Gerencia Deportiva como promotores posteriores al ascenso amarillo de 1996 de la mano de Pacuco Rosales. Sería el club bermellón quien lograría finalmente ese año deportivo 1996-97 el objetivo de la Primera División, tras emotiva promoción con el Rayo Vallecano. Desde entonces corrieron 16 temporadas consecutivas en la máxima categoría para ahora volverse a encontrar en el camino.
Aquel Mallorca pisaba las mismas huellas que Las Palmas y en el verano de 1996 protagonizó un hecho singular que dejó marcadas las relaciones entre ambos clubes. El presidente balear, el televisivo doctor Bartolomé Beltrán, pudo arrebatarle un futbolista de élite al club grancanario. Se trataba del internacional rumano Constatin Galca, la joya zurda del Steaua de Bucarest, a quien los consejeros de Pío XII confirmaron como jugador de la UD Las Palmas en una operación conjunta con otros cuatro futbolistas. La certificación de aquel fichaje se produjo vía fax a los medios informativos.
Cinco extranjeros de una tacada
Porque el club grancanario, que estaba presidido por Adrián Déniz aunque ya con la batuta de los miembros de Gerencia Deportiva, certificó en público que Galca (24 años) se incorporaba al proyecto de ascenso amarillo el mismo 12 de julio en que se anunciaron los fichajes del montenegrino Dragan Radojicic (Vojvodina Novi Sad, imagen de la derecha), los serbios Blazo Raosalvjevic (Rad de Belgrado) e Ivan Randjelovic (Radnicki Nis) y el internacional juvenil argentino Andrés Miguel Grande (Argentino Juniors).
La noticia del fichaje de Galca por Las Palmas espoleó al Mallorca de la misma manera que en 1946 habría ocurrido en el fichaje de Luis Molowny por el Real Madrid, anunciado en público por el Barcelona. Bartolomé Beltrán, al conocer el presunto fichaje de Galca por Las Palmas, viajó con urgencia hasta Bucarest en compañía del agente de jugadores José María Minguella y en una operación relámpago, tres días después, ambos cerraron el traspaso de Galca al Real Mallorca por 200 millones de las antiguas pesetas.
"Ya veremos si se trata del mismo jugador"
En la Unión Deportiva no creyeron en el anuncio del fichaje de Galca por el Mallorca. "Ya veremos si se trata del mismo jugador", dijo una de las voces isleñas negociadoras. Porque Galca también era conocido en Rumanía como Gilca y en esa confusión creyeron en la UD Las Palmas que se manejaba la 'operación Beltrán'. Sin embargo, Galca -que había sido convocado unos meses antes para la Eurocopa de Inglaterra- no llegó a Gran Canaria y se incorporó a una concentración que el equipo balear realizaba en Holanda, a las órdenes del técnico Víctor Muñoz.
El Mallorca ató a Galca con un contrato de cuatro años y una cláusula rescisoria de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros). El jugador respondió ofreciendo un alto rendimiento en el conjunto balear, incluso marcó en la portería grancanaria en el 3-0 del Luis Sitjar aquella temporada. Suyos fueron trece tantos bermellones en Segunda. Especialista a balón parado, buen desplazamiento de balón y criterio futbolístico, Galca se convirtió en una de las piezas del ascenso balear. Pero en el verano del 97, pese al arribo a la Primera División, fue traspasado al Espanyol (cuatro temporadas), de ahí al Villarreal (dos), Zaragoza (una) y Almería (tres), para un total de 318 partidos entre Primera y Segunda y 33 goles.
Y, tras el ascenso: Valerón
Las Palmas cambió su modo de operar a raíz de entonces, en una etapa de abundancia económica. La decepción de perder a Galca la compensó casi de inmediato con la llegada de Walter Pico, que terminaba con Boca Juniors. Y más tarde, iniciada la Liga, se produjo un nuevo complemento en el centro del campo: Vinny Samways, del Everton.
Pero el Mallorca no perdió al representativo grancanario como laboratorio para una posterior adquisición. En el verano posterior se fijó en otro amarillo para un equipo que ya estaba en Primera, con Héctor Cúper: Juan Carlos Valerón. Era la segunda pesca de Beltrán en aguas canarias.
El ascenso del Mallorca en 1996, previo a sus 16 años consecutivos en Primera (1996-2013)