El patrocinador centenario
08/05/2013

Por José Hernández

En el año que el Cabildo de Gran Canaria conmemora el centenario de su nacimiento no podemos olvidar lo que la corporación insular ha tenido una participación determinante para el desarrollo del deporte, no sólo profesional, en Gran Canaria con sus continuas subvenciones, sino por su contribución de manera especial al dotar a la isla de instalaciones de primer nivel, como sin duda es el gran complejo deportivo de Siete Palmas.

Mencionar todos gestos de apoyo nos llevaría a una lista muy larga. Pero por su trascendencia queremos hacer mención a esa conexión que siempre ha existido con la Unión Deportiva Las Palmas, desde la etapa fundacional del club amarillo. La primera vez en que el Cabildo sacó de una situación asfixiante -en el aspecto económico- fue después del ascenso a la Primera División en 1951, recordado en estos días por el triste fallecimiento del capitán de aquel equipo, Yayo. La UD jugaba en el Estadio Las Palmas construido por unos empresarios, encabezado por Eufemiano Fuentes, presidente entonces.

La Unión Deportiva se veía en la tesitura de remodelar el Estadio y había que hacer una gran inversión. Y es precisamente ahí donde entra el Cabildo, cuyo presidente era Matías Vega Guerra, se hace con la propiedad de la instalación por casi tres millones de pesetas de entonces, tomando la corporación a su cargo las obras para, de paso, aliviar las ya delicadas arcas de la joven entidad amarilla.

Un momento clave y decisivo, que tampoco podemos pasar por alto, fue el vivido en junio de 1992, cuando se produjo la reconversión por Decreto del club en Sociedad Anónima Deportiva. La UD había descendido en aquella etapa a Segunda B, estaba en uno de sus peores momentos deportivos, y debía de transformarse en SAD. Las fuerzas políticas del Cabildo se unieron y lograron casi el 50% del capital cuando ya parecía que el club podía desaparecer. Sialsa, una de las empresas del Cabildo, se convirtió entonces en el accionista mayoritario.

A partir de aquí y hasta la llegada de los cuatro empresarios que conformaron Gerencia Deportiva, la implicación del Cabildo -con aciertos y errores- fue absoluta. De hecho, muchas decisiones se tomaron en el despacho de Gonzalo Angulo, consejero del área. Pero en 1996 se entregó el club a Gerencia Deportiva (Germán Suárez, Angel Luis Tadeo, Eustasio López y los Hermanos Domínguez), con el déficit a cero y a partir de aquí se abre una nueva etapa.

El cierre del Estadio Insular y el traslado al Gran Canaria fue una de las últimas actuaciones del entonces consejero de deportes, Gonzalo Angulo, una decisión no ajena a polémicas que aún continúan con el propósito de la UD y de la propia corporación de que desparezcan las pistas de atletismo que el consejero de entonces tuvo empeño en instalar, al margen del abandono del recinto de Pío XII, que tantas jornadas de gloria dio al fútbol canario. En ambas tareas se encuentra la actual corporación insular, presidida por José Miguel Bravo de Laguna, que esperemos que logre llegar a buen término.

Pero no podemos ceñirnos al apoyo a la Unión Deportiva Las Palmas. El Claret-Gran Canaria existe y sigue en curso gracias al Cabildo. Evitó también su posible desaparición en 1992 cuando la conversión en SAD; Lisandro Hernández se "pegó como una lapa" al proyecto del Cabildo para salvar la UD, para que el club de baloncesto también entrara en el paquete. Aquellas tardes en la casa del entonces vicepresidente Jesús Gómez dieron sus frutos, y los dos presidentes -Luis Sicilia y Lisandro Hernández- pudieron firmar ante el Notario Manuel Romero Fernández el acta de constitución de las dos Sociedades Anónimas para presentarlas en la Delegación de Gobierno cuando ya aquel 30 de junio de 1992 estaba a punto de finalizar.

Y ahí tenemos ese apoyo al Mundial 2014 de baloncesto, que dará a la ciudad un gran pabellón, acorde con lo que esta Ciudad se merece. Atrás quedará el Centro Insular de Deportes que inauguraba el presidente Carmelo Artiles con Ruiz Caballero como consejero, un tándem que tanto significó para la Asociación de Periodistas de Las Palmas, que en 1989 celebraba la primera gala del deporte gracias al decidido apoyo de Carmelo y José Antonio, que no escatimaron esfuerzos para el evento, en el que los premiados fueron Josele Doreste, Cristina Pérez y Loreto IV, rescatando del "baúl de los recuerdos" a Alfonso Silva, que se convirtió en la gran estrella de aquella primera gala. Nuestro maestro Antonio Lemus nos sirvió de puente para traer a Alfonso que se había ido a Alemania a vivir cuando se retiró como futbolista y no había vuelto.

A la gala del año siguiente se trajo de Venezuela al luchador Cándido Matoso -decisiva intervención de Pepe Rivero- quién conoció a su hijo de casi treinta años en la rueda de prensa del hotel Iberia con motivo del evento. Fueron dos galas muy emotivas, y el Cabildo fue la apuesta decisiva que lo hicieron posible, como también lo ha sido en la elección del premio al mejor deportista de la provincia, promovido por el Gimnasio Las Palmas.

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