Por Higinio Medina
Importante triunfo (4-2) el conseguido por la Unión Deportiva Las Palmas ante el Sporting de Gijón en la tarde de hoy. Importante por sobreponerse a la adversidad, como importante por el valor que tienen los tres puntos en la recta final del campeonato. Ahora bien, al margen del resultado, el equipo amarillo volvió a demostrar carencias importantes que a estas alturas se nos antojan cruciales. Por un lado tenemos la enorme ingenuidad que se dan en determinadas acciones, principalmente en tareas defensivas: penalti a un jugador escorado y con pocas opciones por no medir bien la situación, errores de marcas en los atacantes... Por otro, vemos cómo el rival, con un jugador menos, es capaz de superarte cuando no lo había hecho en todo el encuentro.
Dicho esto, no nos podemos abstraer de la actuación de Pino Zamorano alimentada por los jugadores con sus protestas. Fiel a su estilo, se erigió por momentos en el centro de atención con su manera peculiar de arbitrar: todo un show, y que conste que en esta ocasión sólo podemos encontrar dos errores importantes, que a la postre no fueron determinantes: mostrar una tarjeta a un jugador del Sporting distinto al que cometió la falta y que hubiera significado su expulsión por segunda amarilla, y un claro penalti cometido a Chrisantus a la salida de un córner que se saldó con un remate de Tato por encima del larguero, así como las dudas de si Thievy, en su magistral gol, venía o no de fuera de juego.
El partido en sí tuvo fases tediosas por las continuas interrupciones y por el ímpetu que demostraban los asturianos en sus acciones, por contra, la emoción dadas las alternativas en el marcador y la intensidad con la que se vivía cada uno de los lances del juego. Al final una nueva victoria gestada en última instancia gracias a un gol de coronilla de Chrisantus, hoy de nuevo con sus luces y sus sombras, cuando peor lo estaban pasando los grancanarios y cuando comenzaba a presagiarse el drama desde el graderío habida cuenta del bajón de los hombres de Sergio Lobera, que se veían constantemente superados por un rival en inferioridad numérica, y que aún así había conseguido igualar la contienda.
A falta de 15 puntos por disputar Las Palmas sigue dependiendo de sí misma, una jornada más la mejor noticia para la parroquia canaria, que ya cuenta los días para el enfrentamiento en tierras Oscenses. Todo sigue siendo posible y sin necesidad de conjeturas. Las espadas, pues, en todo lo alto: ¿será este el año?