Por Manuel Borrego
Es fácil ser insensibles con los que están en la lejanía; suelen no protestar. También con aquellos a los que crees poder mirar por encima del hombro porque crees estar en el epicentro de la verdad. Durante años, la afición de la UD Las Palmas padeció en silencio hirientes comentarios, comparaciones y situaciones en la que estuvo indefensa, en blanco y negro primero y luego en color, en AM o FM. El dolor lo llevaba por dentro, porque era casi parte de su ADN deportivo: sufrir y callar. Los tiempos han cambiado y hoy, la afición pisoteada tiene sus propias herramientas de defensa y las emplea. A veces también con una contundencia excesiva.
No somos habituales de los programas televisivos donde unas voces sepultan a otras, sin orden o criterio. Donde al rigor se le enseñó tarjeta roja en el minuto cero. Acudimos a la hemeroteca visual Youtube para contemplar con tristeza cómo se patalea un día de felicidad de la afición grancanaria, que disfrutaba de un momento de relax después del 2-3 en Guadalajara viendo salir a su equipo de las dificultades en las que se había metido semanas atrás. Ni siquiera se trataba de la emisión al completo de un partido de los amarillos, que en determinada cadena es capaz de captar audiencias récords. Era el breve resumen de la jornada y no mereció ese momento el respeto en los comentarios. Al contrario: entre el 'ji, ji' y el 'ja, ja' en pocos segundos la UD, su técnico y el jugador Chrisantus recibieron un capoteo televisivo de lo más injusto que en tiempos recordamos.
No entraremos a profundizar en ello. Sólo esperamos que quienes rigen aquella casa y que conocen bien el alma de esta afición grancanaria y su equipo, tengan la hidalguía de rehacer esta herida que, aunque pequeña, es una más. Y no están las cosas para bromas.