Alex Castro: defensa lateral, pivote y ... portero
08/10/2012

El pasado sábado revivió en las gradas del Gran Canaria el día que relevó a Amador en la portería y encajó dos goles, frente al UE Lleida

Manuel Borrego

Alex Castro Martín (20 de diciembre de 1974, Las Palmas de Gran Canaria) estaba el pasado sábado en las gradas del Estadio de Gran Canaria, ocupando su sitio habitual. Cuando Barbosa fue expulsado y vio ponerse los guantes de portero a Tyronne Del Pino su memoria se trasladó a la tarde del 7 de noviembre de 1999, casi trece años atrás. Aquel día, con 2-1 en el marcador, la UE Lleida ganaba el partido en el Camp D'Esport y el arquero del equipo grancanario, Francisco Amador, resultó expulsado por el colegiado Fernández Hinojosa. "Ya no había más cambios. Hablé con Josico y le convencí porque me llegó una inspiración", argumenta el ex jugador amarillo. "Hasta categoría alevín yo había sido portero, por lo que no me fue difícil coger los guantes y ponerme bajo los palos en los últimos minutos. Recuerdo los goles: Josemi, de penalti, y Milosevic, de volea. Como si los estuviera viendo. También hice una parada, ¡eh!".

El desenlace de la historia arroja una curiosa estadística personal, difícilmente repetible: Alex, polivalente jugador de campo con 95 presencias profesionales en la UD Las Palmas, suma más goles en contra (2) que anotados por él (1). "Pero ese mío tampoco lo olvido. Lo marqué en la Copa del Rey frente al Compostela. Creo, además, que ese fue mi mejor partido con Las Palmas porque fue la única vez que jugué como pivote en el centro del campo junto a Vinny Samways. Me salió un partido redondo", rememora aliviado.

"Es un compromiso para cualquier jugador de campo ir a la portería. Son circunstancias especiales", añade, "donde tiene que producirse la imposibilidad de realizar más cambios. Comprendo el rato que ha debido vivir Tyronne, que lo hizo bastante bien. En el penalti no pudo hacer nada para salvarlo porque lo lanzaron con mucha fuerza. Jugar en la puerta se hace por instinto; eso no se entrena en equipo alguno. Esa fue la única vez en que actué de portero a nivel profesional. No me quedé con nada como recuerdo porque le devolví todas las herramientas a Amador. Si hubiésemos ganado no sé qué hubiera pasado, pero no era el caso".

Alex señala la foto de los tres hermanos Castro Martín que luce en las paredes de su negocio en la Isleta, el Tiqui Tasca (C. Torres)

"Rubén es el mejor delantero canario de nuestra época; estaba hecho para el Betis"

Alex es el cuarto hermano de una amplia familia. Primero Yolanda, luego Guillermo (ex jugador de la UD y Universidad), más tarde los gemelos Orlando y Álex -nacidos por este orden- y, por último, el pequeño diablo Rubén (hoy en las filas del Real Betis). Tres futbolistas de la saga Castro Martín coincidieron por primera vez en el terreno de juego con la elástica amarilla en Tarrasa, dirigidos por David Vidal (17 de enero de 2004). "Esa fue una de las emociones más importantes de mi carrera profesional. Fue una satisfacción increíble estar en el mismo partido con mis hermanos. Guillermo ya está retirado del fútbol desde esa misma temporada y yo sigo en activo ... en el Ferreras, de Preferente. Estoy todavía en forma, lo hago porque me gusta".

De Rubén y su incesante progresión en el fútbol español siempre hay algo que añadir. "Para mí es el mejor delantero canario de nuestra época. A nosotros no nos ha sorprendido su capacidad y constante evolución. Ha encontrado un equipo que estaba hecho para él o él para el Betis. En el Deportivo no le dieron la confianza y en todos los demás conjuntos donde ha actuado siempre lo hizo en calidad de cedido. Ha recorrido media España hasta que el Betis apostó de verdad por él. Rubén les está respondiendo con goles. Allí es un ídolo; entre nosotros también".

El debut profesional de Alex Castro, polivalente pieza que llegó incluso a ser portero, se produjo el 17 de mayo de 1997 a las órdenes de Paco Castellano. "Le debo mucho a Castellano, porque confió en mí y en otros compañeros de los filiales. En aquella época era difícil entrar en la UD Las Palmas. Pero Castellano demostraba todos los días que jugaban con él los que lo merecían, como si tenía que dar la titularidad a un juvenil. Cada entrenador tiene su librillo pero con Paco el equipo funcionaba en situaciones difíciles, porque era capaz de crear un bloque a partir de la solidez defensiva. Eso es muy importante en la Segunda División. También ocurrió con Sergio Kresic", añade. "A este último le debo también mucho porque que me entendió y fue el técnico con el que ofrecí mejor rendimiento. Me hizo sentir importante como lateral derecho, lateral izquierdo, interior derecho, ..." e incluso como portero, porque aquel partido de Lleida pertenece a la campaña del ascenso a la Primera División con el entrenador hispano-croata.

Precisamente, una imagen del histórico encuentro frente al Elche cuando se consumó el último ascenso a la Primera División es la que decora uno de los salones del negocio de Alex Castro, el Tiqui Tasca (Calle Benecharo, 21). Es la foto de aficionados invasores amarillos que colapsan el césped del Estadio Insular para mantear a Kresic y a sus jugadores tras el 4-1 del 21 de mayo de 2000. "Ese fue el día más feliz de mi vida profesional; un momento irrepetible. También logré el ascenso un año después con el CD Tenerife (donde había estado cedido) aunque no fue exactamente igual".

"VALERÓN, ÚNICO"

De sus años de fútbol, Alex señala a un jugador: "Juan Carlos Valerón ha sido el mejor futbolista que he conocido en mi equipo. Y eso que solamente le vimos un poquito en la UD Las Palmas. Pero hacía cosas asombrosas con el balón siendo tan joven. Fabricaba una jugada de gol de la nada. Ese don lo tienen pocos futbolistas".

El secreto de la longevidad deportiva lo guarda Alex aunque reconoce que "soy el mismo de siempre, no he cambiado. Recorro el campo una y otra vez aunque ahora me pongo más nervioso que cuando era futbolista profesional. Físicamente me conservo bien porque nunca tuve lesiones importantes salvo una fractura de peroné y ligamentos. Me obligó a estar un año inactivo; el problema no fue el hueso, que pronto se consolidó, sino la tardanza de los ligamentos en volver al estado original. Secuelas deportivas, ninguna".

Y recuerdos, como se puede apreciar, muchos.

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