El padre protector de los árbitros
03/10/2012

Por José Hernández

Se nos fue Peñarol, el inolvidable Antonio J. Rodríguez Díaz, el padre protector de los árbitros de balonmano de Las Palmas, que a finales de los sesenta se nos ocurrió ir por la cancha Santa Catalina y apuntarnos a un cursillo. No teníamos ni catorce años cuando se nos ocurrió aquella idea, feliz idea, porque gracias a ella he conocido a personas excepcionales y a otras ejemplares, como es el caso de Peñarol. Antonio fue un ejemplo de entrega por el balonmano. A su estilo, a su forma, con sus 'locuras', fuera como fuese, el entregó su vida familiar por el deporte, y desde ese ángulo es donde nos atrevemos a enjuiciar a una persona 'sui generis' a la que no se le puede negar esa obsesión por el deporte.

Genio y figura hasta la sepultura. Antonio era un hombre respetado en las canchas y fuera de ellas. En aquellos momentos de escasez de colegiados de balonmano, el sabía acogernos. Sus niños predilectos eran Pepe cubas y Paco Luchoro. Estaban para los grandes acontecimientos. Sin embargo, a quienes más protegía era a Tomás Peña y al que suscribe, a quienes strataba de engordar como fuera con las chuletas en el restaurante de la calle Gravina. Cobrar, no cobrábamos; pero comer, sí que comíamos. Allí nos llenaba la cabeza de bichos para que saltáramos a la cancha con la moral alta y sin achicarnos. Él siempre estaba allí, y aunque luego la vida nos llevó por caminos diferentes, lo cierto es que guardamos de aquellos años una gran experiencia y un enorme aprendizaje.

Este miércoles fue incinerado Antonio y ya se ha convertido en cenizas. Pero su labor queda aquí, entre nosotros, que sabemos lo que hizo y lo que trabajó. Tenía su carácter, su forma de ser, que ahora que se ha ido para siempre, se le debe de respetar más. Ya quisieran tener nuestros descendientes personas como Peñarol que den la cara por ellos, como él hacía a su forma y manera, pero siempre por delante y no clavando puñaladas.

Comparte el artículo si te ha gustado
También te puede interesar