El juvenil de la UD Las Palmas afronta las primeras curvas de su recuperación: "Víctor me dijo que el filial esperaría a mi vuelta; lo haré sin prisas"
M.B.
Héctor Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, 18 de julio de 1994) está sorteando los primeros días de su recuperación, después de que hace apenas diez fechas sufriera una de las lesiones más extrañas que se recuerdan en la cadena de filiales de la UD Las Palmas. "Era viernes, día de entrenamiento más relajado de la semana", recuerda. "En el rondo con mis compañeros me autolesioné y todavía no sé cómo". Cinco clavos de acero de 33 milímetros el mayor, hora y media de quirófano y reparación en boxes para su pierna diestra. Está como nuevo el futbolista juvenil de Las Palmas Atlético, que tiene por delante unos meses muy importantes para recuperar su mejor estado y volver a calzarse las herramientas de trabajo.
En casa, bien rodeado. Papá Manolo, ex jugador e instructor de la UD Las Palmas, sabe lo que son estas cosas. Tendrá el consejo adecuado; Sara y Geli, hermana y madre de Héctor, hacen el resto. "Me han dicho que tendré cinco semanas yeso, tres meses en total para empezar la rehabilitación, ... Pero no tengo prisas. No sé cómo agradecer todas las muestras de cariño que hemos recibido de todas las personas del club, amigos y familiares".
Tonono, director de formación de la UD Las Palmas, aprovechó la visita para cargar de fútbol las horas muertas de Héctor. Le obsequió el libro de Martín Petón, "El fútbol tiene música", que está muy cerca del lugar donde Héctor pasa la mayor parte del día. "Víctor -entrenador de Las Palmas Atlético- me dio ánimos, me dijo que me esperaría. Cuando habló conmigo me enseñó todas y cada una de sus cicatrices deportivas. ¡Qué pasada!". Y toda la plantilla del filial de Tercera le envió la camiseta del '¡Ánimo, Marrero!' con dedicatorias individuales.
"No tengo prisas, ni debo tenerlas", se repite Héctor quien, sin embargo, recuerda su primera reacción al caer lesionado. "Los compañeros me dicen que se escuchó un ruido cuando se produjo la fractura de peroné. Yo no lo oí. Lo que hice fue cogerme el tobillo porque observé como que bailaba, suelto. Y pensaba nada más en el tiempo que iba a tardar en recuperarme. No pensé que fuese a más lo que me había ocurrido, pero ...".
El calzado deportivo del número 45 volverá a ser utilizado cuando regrese a los campos de juego. "Es un regalo de mis abuelos". Mientras, ya comienza a hincar codos en su debut como estudiante de Ingeniería Industrial. No hay motivos para el aburrimiento salvo el poderle dar una patadita a esa cosa de cuero que hipnotiza. Cuestión de tiempo.