Desde que terminó la temporada 2011-12, una docena de contratos han sido revisados (ampliados) o sellados en Pío XII para la confección no sólo del equipo que está en las manos de Sergio Lobera, sino para los cimientos de las temporadas venideras. En los tiempos que corren, a pesar de la crisis brutal que está golpeando al fútbol español, la UD se está mostrando como una empresa atípica, reforzando la confianza de aquellos profesionales a los que entiende como válidos para el proyecto de ascenso de la temporada próxima o para las venideras.

La última de las ampliaciones se ha producido este martes en el caso de Aythami (hasta 2014), en un gesto de confianza hacia un futbolista pundonoroso que está totalmente recuperado de la grave lesión sufrida la pasada temporada. Antes se produjeron las de Raúl Lizoain, David García (2017), Vicente Gómez (2016), Barbosa (2015), Borja, Roque, Coralles (2014), Javi Guerrero y Pedro (2013); además de las contrataciones de Nauzet Alemán (2017), Deivid, Chrisantus (2014) y el préstamo de Jeison Murillo (2013). Está en proceso la ampliación del compromiso de David Simón, que podría comunicarse en breve toda vez que el club resolvió cederle a otro destino y tenerle en plantilla más allá de junio de 2013, al igual que Hernán (revisión de contrato hasta 2015).

Pero es que además en los últimos meses también se habían producido otras mejoras, como las de Vitolo y los hermanos Sergio y Francis Suárez (2016), David González (2014) o la propia contratación de los gemelos Castellano (2014) y Momo (2015).

En teoría, con un año por delante estarían los veteranos Pedro Vega, Pignol y Javi Guerrero, además del cedido Murillo, lo que da constancia de un relevo generacional correctamente estructurado en el colectivo, sin tener en cuenta las nuevas incorporaciones que se producirán cuando le toque el arribo profesional a los José Artiles, Tyronne, Cristian Herrera, Néstor, Alejandro Martín o Adrián, por sólo nombrar a los que han estado este verano en la órbita del primer equipo.

Ocho temporadas sin denuncias ante la AFE, con una fehaciente relación entre el presupuesto de gastos y la realidad de los ingresos dan para generar esta confianza profesional interna, que merece un proporcional premio en las competiciones. En el empeño no quedará.