Por Higinio Medina
Hace unos días oíamos a Manolo Morales (UDRadio) una frase que en síntesis es un compendio de la condición humana: "El éxito es efímero, sobre todo si hablamos de fútbol". No queremos divagar, ni entrar en razonamientos filosóficos, pues basta sólo con mirar el entorno de la Unión Deportiva Las Palmas y en particular en lo referente a su entrenador para darnos cuenta de la verdad de dicha aseveración.
Vaya por delante que quien esto escribe no ha dudado en opinar siempre desde la óptica del espectador, como si de una representación teatral se tratara, sobre lo visto en partidos y reflejar, tanto la percepción propia, como la del entorno en el que uno se mueve, pues desconocemos lo que el entrenador amarillo pueda pretender en un momento determinado, ya que de saberlo sí podríamos realizar un análisis más profundo a pesar de la carga de subjetividad que ello conlleva.
Dicho esto, nos llama poderosamente la atención cómo un día es denostado y se cuestiona si debe seguir al frente del equipo, cómo al siguiente pedir su renovación por lo bien que lo hace. También nos llama poderosamente la atención, dependiendo del momento, los intentos osados de ¿ridiculizar? sus creencias y ¿atacarle? incluso desde el plano personal. Él mismo ha significado en diversas manifestaciones que "se me ha faltado el respeto".
Creemos que el análisis serio es el que se basa en reflejar lo acontecido, criticar cuando proceda; pero sobre todo decir la verdad, no inventar la verdad o dar a entender la verdad que uno quiere. Hay que ser sobre todo honesto, no buscar el titular fácil según convenga, y menos crear polémica donde no la haya para desestabilizar por no se sabe que intereses espurios.
Juan Manuel no puede ser un fuera de serie cuando colabora en el ascenso a segunda, ni tampoco el "súmmum" cuando coge a un equipo desahuciado y lo salva, dejándolo casi a las puertas del ascenso si la liga dura un poco más; como tampoco puede ser una calamidad cuando los resultados no acompañan, bien por la puesta en escena de unos planteamientos, en los que en muchas ocasiones ignoramos si son los propios jugadores quienes no aciertan con las directrices, o errores del técnico que inducen al mero espectador ciertos temores y desde luego, un dato que se nos suele escapar: El equipo rival también juega; indiscutiblemente también con su cuota de acierto en mayor o menor medida.
No sabemos cuánto durará el momento dulce que atraviesa el equipo amarillo, pero de lo que sí estamos seguros es que a poco que vengan curvas, el entrenador volverá a ser puesto en tela de juicio, y creemos que no sería justo, particularmente si analizamos con rigor cuál es la verdadera situación de la Unión Deportiva Las Palmas: duramente castigada en el plano económico y muchas veces perjudicada en el terreno deportivo. De ahí que sepamos o queramos valorar todo el conjunto en su justa medida.