Por José Hernández
Apoteósico. Así fue calificado el recibimiento que los Diablillos Amarillos en Gran Canaria tras aquella final del campeonato de España en Murcia, en la que por primera vez en la historia un combinado canario se hacia con un título nacional. ¡Y vaya que fue apoteósica la acogida a los campeones!. Tengo que reconocer que yo era un niño pequeño al que sus padres le llevaba al Insular a ver a la querida UD Las Palmas y recuerdo como aquella tarde del 3 de abril de 1962 nos fuimos a la calle Los Balcones para ver pasar la comitiva y aclamar a nuestros héroes. Miles de canarios les dieron la bienvenida, no solo en el viejo aeropuerto de Gando, o al paso por Telde (no estaba la autopista y había que ir por la carretera vieja), y nada digamos por todo la capital hacia el Puerto. Un recibimiento que como decía nuestro querido y siempre recordado maestro, Antonio Lemus, no tenía parangón.
La euforia con que se vivió aquel triunfo en La Condomina no fue producto de la victoria de ese día. Lo de la selección juvenil de Las Palmas se fue fraguando poco a poco y para muestra el impresionante aspecto que tenía el Estadio Insular una semana anterior, en la semifinal con Andalucía, con lleno absoluto. De hecho, los medios informativos locales le daban más protagonismo a ese partido de juveniles, que al que la UD Las Palmas con el Jaén.
Y es que los Diablillos Amarillos nos devolvieron la ilusión. En aquel momento, la Unión Deportiva estaba en Segunda División, había descendido en la campaña 59-60, y los dirigentes de entonces, lejos de apostar por la cantera, se dedicaron a traer jugadores foráneos, lo que originó una pérdida de identidad absoluta. Cuando surge esta generación de futbolistas, la afición tomó fuerzas. Primero se incorporaron Guedes y Tonono, que por cierto, no jugó con los Diablillos por solo unos días (había nacido el 25 de agosto de 1943).
Dos años después, ya con los juveniles campeones de España incorporados a la primera plantilla, además de los mencionados Guedes y Tonono, Las Palmas volvió de la mano de Vicente Dauder a la Primera División para permanecer en ella diecinueve temporadas consecutivas, con un brillante palmarés que contempla dos participaciones en competiciones europeas, aparte de lograr, cuatro temporadas después (1967-68) un brillante tercer puesto, tras una dura pugna con Real Madrid y FC Barcelona por el campeonato de Liga. A la temporada siguiente, la UD mejoró el resultado, con el subcampeonato de Liga, siendo hasta la fecha la mejor clasificación del equipo en su historia.
Y si resaltamos estos logros es precisamente para que el aficionado actual pueda constatar de la categoría que tenía aquel equipo juvenil en el que miles de canarios se volcaron con él. Vieron la semilla de la época de oro de la historia de la UD Las Palmas, Una generación de canariones tan completa, de tanto talento futbolístico, que no ha tenido repetición. Es cierto que se han conseguido más campeonatos de España, a nivel de selección y a nivel de clubes, pero como aquel, ninguno, porque los Diablillos Amarillos surgieron cuando más se necesitaban.