David González, el aspirante a 'diez'
22/03/2012

"Sólo los que han jugado al fútbol saben apreciar el trabajo que hace David González. Hay que tener mucha calidad y una personalidad contrastada para echarse encima al equipo en momento complicados como le hemos visto hacer". Una voz autorizada de las leyendas del club habla así en el antepalco del Estadio de Gran Canaria del hombre que está en el puente de mando de la UD Las Palmas en esta fase decisiva de la vigente Liga. David eligió el 'diez' esta temporada; el 'diez' esperó por David durante tantos años. Es el número mágico o el maldito; según quien observe el escenario y a sus actores.

"Todas las cosas son números en esencia" rezaban los pitagóricos, aquellos que buscaban la perfección cuando las matemáticas empezaban a poner orden a la Humanidad. El diez es la base del sistema decimal, el núcleo desde donde todo lo demás es capaz de desarrollarse. Enlazando las dos ideas, el fútbol no vive ajeno a estos conceptos. ¿Por qué el diez en un colectivo de once miembros?. Esa es la nota culminante; cerramos los ojos y vemos con el diez a Pelé, a Maradona, Mathaus, Platini, Zico, Haghi, Futre, Ronaldinho, Zidane ... si hubiese dorsales en el Real Madrid de época veríamos también con él a Di Stéfano y otros diez que, como Kubala o Cruyff, prefirieron el matrimonio con el nueve. En la UD Las Palmas no ha habido otro diez que Germán. Si su hubiese practicado la costumbre del deporte estadounidense en el club grancanario, esa camiseta llevaría tres décadas retirada de los campos de juego porque las palabras 'Dévora' y 'diez' están enlazadas eternamente en nuestro deporte.

Pero no es así. David González es ahora el heredero físico de ese dorsal y aspira a ser también el hombre diez de este proyecto. Diez temporadas, diez; son las suyas ya en el primer equipo, con idas y venidas. Y diez temporadas, diez; son las que lleva ausente la UD Las Palmas de la Primera División. Todo está bajo el mágico signo de esa decena cuando el jugador González Borges está ofreciendo este año el mejor fútbol desde que arribó a su casa. No le podemos relacionar con ninguno de los jugadores mencionados en esta mismo reportaje porque David es David, un futbolista distinto a todos. Ni siquiera quien ha jugado a su lado sabe explicar de dónde saca ese endiablado ingenio para driblar, cómo es capaz de edificar en un metro lo que otros necesitan hacer en un hectómetro, por qué el balón se le pega tan cariñosamente al pie, de dónde saca el compás para esos pases tan precisos o por qué desaparece tantos minutos de los partidos.

Es nuestro aspirante a diez, dispuesto a todo, con vocación de aprendizaje. Quizá esté empeñado en demostrar que nunca se llega tarde para coger el tren de la felicidad.

Manuel Borrego

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