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Timimi, el Garrincha del Puerto

Antonio Lemus recordó en enero de 1960, tras el fallecimiento del célebre líder del Real Betis Balompié, que el jugador grancanario terminó sus días "olvidado y en la indigencia"

  • GENTE CON DUENDE
  • 24/12/2011 - 13:45

En el recordatorio de los jugadores canarios que llegaron a lucir la elástica del Real Madrid recogemos la figura de los pioneros que cruzaron el brazo de mar hasta la Península (desde el Real Club Victoria) y que, a la postre, saboreó el campeonato de la Liga española en sus primeras campañas. Timimi era el Garrincha del Puerto, como en alguna ocasión le llegó a definir el maestro de periodistas Antonio Lemus, quien supo en primera persona del fin de los días tanto del jugador grancanario como del astro brasileño. En algunos aspectos, sus vidas fueron paralelas, con el difícil asimilar de la rutina del ciudadano de a pie tras la gloria futbolística.

Pedro González Sánchez hizo campeón en 1934-35 al Betis y además fue la estrella de la Liga española de aquella campaña, el motor verdiblanco y el espectáculo de Sevilla. Tras terminar la Guerra Civil, sin embargo, ficharía con el Real Madrid pero no actuó en el equipo blanco en partido oficial salvo en los campeonatos regionales. Los tres años de contienda bélica y la paralización del campeonato nacional le produjeron un daño irreparable en su juego. Tras quebrarse pronto esta incorporación en el club de la capital, acabó jugando en el Granada donde una fractura ósea abortó finalmente aquella brillante trayectoria.


EL OBITUARIO FIRMADO POR ANTONIO LEMUS

 

Falleció Timimi a los 49 años de edad, en Las Palmas de Gran Canaria el 26 de enero de 1960, y fue así recordada su figura por Antonio Lemus en el Diario de Las Palmas: "Timimi, el que fue maravilloso jugador, acaba de morir olvidado y en la indigencia. Hace ya bastantes años que vivía prácticamente de la caridad pública. Daba pena verle. No evocaba ni siquiera por momento la gloria de su pasado en el que fue, en los tiempos anteriores a la guerra, ídolo de miles de aficionados sevillanos y uno de los grandes extremos españoles de aquel momento".

Sigue el Premio Canarias de Comunicación con su relato: "Era el de Timimi un caso desgraciado y sin arreglo posible. Olvidó a un tiempo que la juventud también termina y con ella el fútbol, apto sólo para hombres jóvenes. Es cierto que Timimi no vivió la época dorada del profesionalismo, de grandes fichas, pero pudo ser otra como, incluso en la misma Sevilla, donde aún le recordaban y hasta le propusieron volver con un empleo. Su imagen derrrotada era toda una lección, desagradable desde luego, para nuestros actuales futbolistas, para los excesivamente alegres e irreflexivos, llevados casi siempre a un final malo aunque estos sean ya los menos, como bien señala Escartín en un reciente artículo. Y es que hoy la mayoría hallan en el fútbol los cimientos del futuro de su vida"

"Con Timimi desaparece uno de los jugadores canarios más brillantes de inolvidable época. En estos días, curioseando en las viejas colecciones de ABCA que tiene la biblioteca de nuestro periódico, halllamos multitud de estampas gráficas, en espacio de honor, del que fue sensacional extremo, en el que brillaba su endiablada velocidad, su temperamento y gran técnica. El de los goles a Zamora, algunos prodigiosos, y que aún en Sevilla se rememoran, el que no podía anular Quincoces, el que le dió los más importantes triunfos al Betis en su época de campeón de la Liga en la temporada 1935-36 .... Fue la útlima temporada antes de la guerra. La de la gran delantera bétgica en el viejo campo del Patronato con Timimi, Adolfo (o Rancel), Unamuno, Lecue y Saro. Y la última gran campaña de Timimi", señala el periodista.

"En la memoria de los aficionados béticos de entonces, Timimi será recordado siempre porque fue un jugador privilegiado, uno de sus hombres más representativos en etapa de gloria de aquel club, una pieza maestra en su ataque, extraída de la fantástica cantera canaria de entonces. Un jugador que estuvo en la cumbre de la admiración y de la gloria y al que han llevado al Cementerio de Las Palmas en las tardes frías de enero, apenas sin acompañamiento".

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