M'Bulito Basket Club
21/07/2009

Los hijos y la sobrina de la pivot internacional de La Caja de Canarias siguen sus pasos en el baloncesto. "Cuando empecé tiraba pedradas a la canasta", afirma Puri. "Ellos mejorarán mi nivel"

Por Manuel Borrego

"La primera vez que vine a entrenarme a esta cancha tiraba pedradas a las canastas", revive Purificación Mbulito Upolo (47 años, Bata, en Guinea Ecuatorial), la otrora pivot del CB Islas Canarias que se convirtió en la segunda jugadora internacional absoluta de nuestro basket. Habla mientras observa con añoranza la estampa de las instalaciones Rodríguez Monroy, el reducto del laureado club. "Begoña Santana, que es muy lista, me captó en un supermercado cuando coincidimos en una compra. Yo había visto a mis sobrinas Menchu y Consuelo jugar al baloncesto, pero no tenía ninguna idea sobre este deporte. Empecé tarde, a los 17 años de edad, y comprobé la paciencia de la propia Begoña y de Domingo Díaz para corregir mis movimientos y mis fundamentos. Primero los pasos, luego botar el balón, luego tirar, luego otra cosa ... Me ejercité tanto que al final casi era capaz de alcanzar el aro y hacer algún mate".
Pasados los años, Puri sigue en el mismo lugar ahora escoltada por sus hijos Javier (17 años, 1.85 de estatura y alero del Loyola) e Iris Junio (11 años, 1,72, base de La Caja de Canarias), además de su sobrina Miriam (10 años, 1.54 y también base del mismo equipo). Todos son practicantes de este deporte y forman su particular 'Mbulito Basket Club'. "El baloncesto me lo ha dado todo: mi felicidad, mi trabajo, mis amigos y la ocupación deportiva de mi familia. Incluso para poder practicarlo tuve que renunciar a mi nacionalidad guineana y tener pasaporte español", describe.
PREDESTINADOS
Javier dio vueltas por el kárate y el fútbol antes de decidirse por el basket, a las órdenes del recordado Eduardo Polo. Iris también estaba predestinada: horas antes de nacer estuvo en el seno de su madre disfrutando en el Centro Insular de Deporte la conquista del título de la Copa Liliana Ronchetti, que el Sandra ganaba en 1999 a las israelíes del Ramat Hasharon. Y, a los tres años, empezó a botar el balón. Mientras Miriam lleva ya seis años en casa de Puri, lejos de su Guinea Ecuatorial natal, con deseos de triunfar en el deporte como hizo su tía. "Ellos van por delante, mejorarán mi nivel. Ya lo hacen", vaticina la ex jugadora.
Puri es instructora en su club de origen y también asume la titularidad en la selección grancanaria de minibasket donde cuenta con su propia hija y sobrina como componentes. "No sé cómo llegué hasta aquí. Yo era futbolera", recuerda, "jugaba al balompié en el parque de picón que había cerca del Pepe Gonçalves. Pero Begoña me convenció y acabé por cogerle el gusto a este deporte. Fui una luchadora en la pista y tuve la suerte de rodearme de muy buenas jugadoras que me enseñaron mucho".
LAS ELEGIDAS DE PURI
Destaca entre sus compañeras a la propia base Begoña porque "tenía una movilidad tremenda, tanto de piernas como de manos. Ella corregía la posición de las jugadoras y generaba disciplina en el campo". También subraya los nombres de Mónica Cabrera pues "sus entradas en los contragolpes eran letales, siempre acababan en canasta". En su selecto club de elegidas también menciona a Blanca Ares "porque tenía un carácter ganador contagiante", a Patricia Hernández por "su saber estar en la cancha" y a Rosi Sánchez al tratarse de "una jugadora muy completa y competitiva (...) Jugar en La Caja no era nada fácil. Había mucho nivel y mucha exigencia de los entrenadores. Es la base de sus éxitos incontables".
MI MEJOR PARTIDO
Localiza su más destacada actuación en la jornada dominical que el modesto conjunto grancanario batió al poderoso Tintoreto de Madrid, equipo que no conocía la derrota en su paso triunfal con la pivot letona Uliana Semenona. "Medía 2.13 pero entre Terry Doerner y yo le hicimos un gran marcaje, la anulamos. Aquel día me salió todo, peleé muchísimo, saltaba más que nunca. Ese fue el partido de mi vida y lo acabé con un rebote en la última jugada, superando a la jugadora de la antigua Unión Soviética. Agarré el balón y caí al suelo, mis compañeras se abalanzaron y apenas podía respirar. Fue una alegría inmensa, un partido que no puedo olvidar".
Dice Puri que trabajar al lado de Doerner impresionaba: "Cogía las pesas y las levantaba con una facilidad que nos dejaba asombradas. Era una guerrera en la pista". De igual forma admiró a varias pivots del equipo "como Lisa Van Goor o Blake. Pero yo tuve mala suerte: me retiré a los 29 años de edad a causa de una lesión (artrosis en la cadera). Ahora aprendo en el banquillo y no me pongo límites mientras siga divirtiéndome", concluye.

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