
* El polivalente jugador del Vitamina C admite que aprovechó el tiempo inactivo para entender el juego, "volver mejor que como estaba" y mostrar la virtud de adaptarse a todos los puestos que le asignan
Fotos: C. Torres
Ha vuelto mejor que como se le recordaba. Carlos Vicente (20 de noviembre de 2002) se ha convertido en una de las referencias de Las Palmas C y de la cantera de la UD Las Palmas tras dejar atrás, ya en la lejanía, la lesión que le apartó de los terrenos de juego durante casi un año. Su rodilla está perfecta y su mente ha evolucionado con una condición apta para pocos.
Porque Carlitos Tete -como se le conoce entre sus compañeros- ha añadido en este intervalo varios perfiles distintos a su juego. Ahora es capaz de actuar en el lateral diestro, en el centro del campo, como defensa central incluso, en la media punta, extremo o de falso nueve. Y si se inventara un nuevo rol en el equipo, el tinerfeño tiene capacidad camaleónica para asimilarlo.

No hay secreto. Carlos aprovechó el tiempo mientras estaba en la inactividad. Expresa que aprendió a entender el juego observando y escuchando los abundantes consejos que sus técnicos entonces le dieron. ‘Jugaba’ sentados los partidos en el perímetro del campo y analizaba lo que hacían compañeros y rivales. Y de aquel aprendizaje pasó a la puesta en práctica con notable éxito.
Lo explica Carlos Vicente: “Al estar parado por obligación lo único que puedes hacer es aprender de manera visual. Aproveché bien el tiempo. Venía a los entrenamientos de mis compañeros, observaba también los partidos. Y los técnicos me decían si había visto tal o cual acción, me indicaban cuál era la mejor opción o la correcta. Ese contacto hizo que entendiera mejor las acciones del juego que en el futuro yo mismo iba a interpretar” (…) “Cuando volví al fútbol me sentía lento, porque la lesión deja estas secuelas iniciales. Pero era la hora de coger el rodaje y que todo lo demás fuera cuestión de un proceso. Y así, lo que me comentaron cuando estaba inactivo, lo pude luego practicar cuando volví a tener mi licencia”.

Volver mejor que antes de la incidencia
“He de reconocer que desde que he vuelto a jugar me encuentro mucho mejor como deportista. No he perdido el tiempo”, insiste en voz alta. “A nivel físico, mi regreso a la competición sencillo porque el trabajo que hicieron los fisios y recuperadores conmigo fue impresionante. El crecimiento al que me refiero no es solo físico; es mental. Ahora soy un jugador más maduro. Estoy súper feliz por el desenlace de las cosas”.
Por supuesto hubo momentos complicados, en los que se ponía a prueba la entereza del deportista en remontada: “Es difícil la vida de un lesionado y más por la gravedad de los casos y del tiempo requerido en la recuperación. Pueden entrar las dudas y llegas a desear que todo se acabe. Pero he tenido la fortuna de estar bien rodeado por mi familia, mis amigos y compañeros. Y por pertenecer a un gran club que no dejó de apoyarme. Me propuse salir de esta lesión mostrando mi mejor versión. Al final, estoy convencido de que todo ha pasado por algo y en mi caso para algo bueno”.

Un cambio de hábitos
El primer cambio fue lo cotidiano. “Me fijé en muchas cosas tras la lesión. Modifiqué algunos de mis hábitos, sobre todo en lo relacionado a la alimentación, los periodos de descanso y el cuidado de lo físico. Me tomé más en serio el trabajo invisible del deportista. Todo ello hizo que a nivel futbolístico también se generase un plus. Todo estaba alineado para un crecimiento que he notado”.

Ser polifacético es su virtud actual. “Estoy contento en general por la confianza que me brinda el míster (José Antonio Robaina). Ya se ha visto que me requiere para varias posiciones. Lo he hecho de lateral, extremo, media punta, central incluso o de falso nueve. Eso se ha convertido en una virtud personal y el cuerpo técnico está buscando mi mejor cualidad en las distintas posiciones”.
Siempre Carlos tendrá ubicaciones preferentes, aunque también admite que la de “falso nueve fue la misión más incómoda en un inicio. Porque no entendía bien que no era un delantero nato, sino que tenía la función de estar libre en el terreno. Me precipitaba con ir al área y esa no era tanto mi función. Tenía que hacer ver a mis compañeros que estaba libre y, después, ir hacia adelante. Por eso quizá fue el puesto que más me costó entender”.

Carlos Vicente llegó al proyecto de la UD Las Palmas en 2022, procedente del Santa Úrsula. Su futuro está por ver, aunque antes de la lesión de rodilla ya había tenido una breve aparición con Las Palmas Atlético en la etapa de Yoni Oujo. Tiene gol, tiene pase, tiene fortaleza mental y “mi deseo con llegar arriba sigue intacto. Soy consciente y autocrítico conmigo mismo. En el proceso no hay que precipitarse, sino estar preparado para cuando se dé la oportunidad. Quiero seguir con los pies en la tierra, siempre dispuesto a seguir creciendo”.
Sabe que las metas no están lejos, con la sensación de “sentirme valorado y respaldado por el club. Si tiene que llegar ese momento estaré preparado”… Preparado con una cartera llena de opciones.