OPINIÓN

Álvaro Valles, el portero que renunció a ser ídolo eterno
Manuel Borrego
Manuel Borrego
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11/02/2025

Reflexionar sobre el caso Álvaro Valles genera inevitables sentimientos encontrados. Aunque todo comienza a entenderse si tenemos en cuenta que el fútbol actual tiene contradicciones que en el de antaño, desde donde precedemos nosotros mismos, no se comprenderían. Todo ha cambiado y los jugadores tienen la facultad de elegir, al igual que los clubes a tomar sus decisiones organizativas.


Cuando Valles llegó al proyecto de la UD Las Palmas, a través de la captación del equipo que dirige Tonono Rodríguez, veía el mundo de abajo hacia arriba. Todo para él era una cuesta empinada que debió afrontar tras ser abandonado por el Real Betis Balompié y verse en la tesitura de fabricarse su propio territorio profesional.


En aquel momento del verano de 2018, el guardameta veía a la UD Las Palmas como una casa donde empezar desde cero, saldar la decepción de salir de su verdiblanco natal y afrontar con energía la rivalidad por el puesto. Empezando como paciente reserva en el filial de Josep Martínez. No habló entonces de su deseo de volver, esa no era su meta, ni mencionó otro objetivo que no fuera triunfar de amarillo para ganarse el futuro profesional.


Valles jamás decepcionó como deportista. En la UD Las Palmas se modeló también, sacando el guardameta que idolatraba a Gianluigi Buffon, mejorando a través de los entrenamientos especializados y en la competición, además de moderar su carácter, quizá el punto débil entonces. Del Valles que vino al Valles que este lunes ha abandonado de forma oficial su proyecto en la isla hay un cambio muy importante, producto del mimo y respeto con el que se ha tratado en la UD Las Palmas. Si la confianza es el condimento para que los porteros se desarrollen, en Gran Canaria la recibió a raudales. Y ahora mismo él no tiene la certeza de que en el Villamarín logrará que las miradas sean iguales a las que alcanzó en la UD Las Palmas.


A la afición grancanaria, al menos la que lleva muchos años acudiendo a los asientos actuales y a los del Estadio Insular, le costará entender cómo conquistado tan difícil terreno, Valles puede haber preferido un volver a empezar, casi desde cero, en un club que de momento ha mostrado una apuesta baja por él. O cómo ha renunciado a ser un ídolo eterno en la que ha sido su casa durante siete años.


Porque si algo tienen los porteros entre los aficionados de la UD Las Palmas es que los mejores se recuerdan como figuras intachables a las que no se discutía. Podríamos citar a los Pepín, Betancort, Ulacia, Oregui, Carnevali o al mismísimo Manolo López. Valles estaba en ese mismo camino que sus colegas de antaño, para convertirse como aquéllos en una parte de la propia UD Las Palmas con carácter eterno. Pero dijo 'no' y el caso se cierra. A nuestro juicio, con más pena que gloria.

 

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