La UD Las Palmas regresa de Gijón con un nuevo empate (0-0), un punto más en los desplazamientos que pudieron y debieron ser tres. Fue el conjunto amarillo el que trató con más cariño al balón en una tarde incómoda, ante un Sporting huérfano de imaginación futbolística. Milos Lukovic fue el principal protagonista de la tarde, malogrando tres claras ocasiones y siendo objeto de ‘una expulsión’ que la sala VAR ayudó a transformarse en tarjeta amarilla. El error del colegiado Muresan habría sido de época.

El encuentro comenzó con un susto para los visitantes. Amatucci coló un pase horizontal en zona defensiva que robó Pablo García, con opciones para rematar. Pero la pierna oportuna de Barcia evitó un disgusto o un susto a Horkas. Esos errores eran los que esperaba el Sporting. 

Pero Las Palmas también comprometió a su rival en una contra veloz de Viti que acabó Iván Gil con un disparo a abrazado por el portero Yáñez. Esas jugadas fueron declaración de intenciones de dos modelos de partido que podrían echar el pulso en El Molinón.

A los 19 minutos de juego se registró la primera jugada de máximo riesgo. La protagonizó Pejiño, saliendo de una emboscada defensiva. El centro del barbateño lo remató en carrera Lukovic, pero el portero Yáñez evitó el gol colocando su cuerpo en la trayectoria del balón. El público local aplaudió la acción del portero, porque había despertado Las Palmas y se acercaba a su objetivo.

El balón fue desapareciendo de las botas asturianas, con fases de un 66% o más de posesión visitante. El Sporting pareció sentirse cómodo estableciendo líneas de bloqueo a un juego isleño basado en el toque y la paciencia. 

Las Palmas tenía atado todos los cabos del encuentro salvo lo más importante: el gol. Lo había intentado con mucha circulación, pero sin poder desordenar las líneas rojiblancas cercanas a Rubén Yáñez. El portero también apareció en el inicio del segundo periodo para abortar un centro templado de Fuster que buscaba un rematar. Su guante fue muy oportuno para el equipo de Borja Jiménez.

En el minuto 58, en una fase de protestas de los aficionados asturianos no conforme con el juego de su equipo, Fuster logró conectar en el área con Lukovic. El serbio chutó con violencia, pero esta vez fue el poste derecho de Yáñez el que le negó un gol que ya se cantaba.

El incidente Lukovic rompió el ritmo al partido y a los amarillos, que tardaron algunos minutos en restablecer los parámetros de su dominio, afortunadamente con los 11 futbolistas de pista. 

El partido entró en sus últimas curvas con un fútbol turbio y enojado, en espera quizá de un error que alterase el tanteador inicial. Eso ocurrió en el 78 tras un error defensivo que no supo aprovechar Amadou, lanzando alto tras controlar con la mano. El Sporting se conformaba con cualquier cosa porque el fútbol no era lo suyo. Las Palmas quería resolver con sus fórmulas habituales … y así corría el reloj.

La tercera ocasión para Lukovic estaba por llegar en el minuto 89, con una posición franca para el remate. Pero no tuvo precisión para enganchar un centro-chut de Mika Mármol cuando estaba el serbio estaba sin la asfixiante marca de toda la tarde.

Cosas del destino, en una jugada de banda, el balón suelto lo remató Rosas y Dinko Horkas evitó el gol del Sporting en el minuto 94. Fue la gran ocasión de un raquítico Sporting que no había dado para más.