La UD Las Palmas firmó este domingo un empate extraordinario (0-0) frente a la Real Sociedad, en un partido que fue una gran batalla en el estadio de Anoeta. Tanto guipuzcoanos como grancanarios vaciaron el depósito de sus futbolistas, exprimiendo un encuentro de gran nivel al que solo le faltó el gol. Las Palmas tuvo tres clarísimas ocasiones, ero también su rival. Los porteros y los postes de ambas porterías evitaron las más claras.

El punto tiene un gran valor para el conjunto de Diego Martínez, que sella su primer empate desde que llegó al banquillo grancanario. Y mantiene la zona de descenso a la misma distancia, antes de que se termine 2024 con la recepción al RCD Espanyol.

La opción de Javi Muñoz en el lateral derecho no entraba en quiniela alguna previa al encuentro. Unos días antes el propio Diego Martínez valoraba la función versátil del centrocampista, hecho que le avaló para cubrir la vacante que se originó con la lesión de Viti Rozada y la sanción de Álex Suárez. Al margen de ello, las incógnitas que el técnico pudiera poseer con el concurso de Marvin Park, en el banquillo.

La Real abordó el partido con determinación de resolverlo pronto, volcándose en una incómoda presión que incomodaba las iniciativas de juego visitante. En los 10 primeros minutos se registraron dos disparos realistas, obras de Sucic y Zubimendi, con aroma de peligro, pero ambos sin encontrar los tres palos de Cillessen.

Sin embargo, fue Las Palmas quien gozó de una gran oportunidad para anotar el tanto que abriera la tarde a los 11 minutos. Jaime Mata se percató de un mal cálculo de Zubimendi en la cesión al meta Remiro. El delantero llegó antes, tuvo tiempo para mirar y pensar, pero el disparo lo repelió el portero desviando el peligro a un córner. Mata se lamentó de ese aciago instante, que se ha repetido en la Liga desde que es amarillo.

Pero el partido había dado un giro y la Real comenzaba a perseguir el balón, que corría tocando botas de los grancanarios. Cuatro minutos después, la historia se repetía en otro contragolpe isleño que colocó a Moleiro frente a Remiro. Pero el disparo del tinerfeño lo salvó otra vez milagrosamente el portero realista.

El juego siguió sin control hasta la media hora, justo cuando Oyarzábal también perdonó en la mejor ocasión txuri urdín. El internacional español se encontró el esférico en el punto de penalti, pero quiso colocar tanto el lanzamiento que lo estrelló en el poste de Cillessen. De susto a susto, pero sin llegar al disgusto.

Y para botón de muestra, el primer sobresalto de la segunda parte. Las Palmas volvió a montar en el minuto 55 otra combinación muy profunda que concluyó con un pase de Moleiro y un zurdazo de Sandro que también estrelló en el larguero. Parecía que el gol no quería entrar en escena en la fría tarde donostiarra.

La Real también volvió a la carga y mejoró a nivel ofensivo con las piezas de refresco Barrene y Olasagasti. Al primero de ellos le negó el gol Cillessen en el minuto 69, al rechazar un chut cruzado. Y 10 minutos después, de nuevo el holandés dejó todo como estaba al tapar una contra con disparo de Sergi Gómez.

A la Real le quedaba energía, alentada por su incansable público. Pero Las Palmas resistió para sacar lustre con el sacrificio defensivo a una jornada que sabe a victoria, porque la manera de competir de los amarillos fue como equipo grande.