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Opinión

  • Ambos se han ido de nuestro lado en silencio, con discreción absoluta, aceptando lo que nos tienen marcado y definido en esta vida. Pero es que además, esa ha sido la forma en que han transitado por la misma tanto Ladis Velasco como Luis Serrano, con los que nos levantamos este sábado recibiendo las triste noticias de sus fallecimientos. Que se te vayan dos personas casi al unísono es duro de aceptar, aunque la realidad esa la que impere, y lo que tenemos que hacer es agradecer que hallamos coincidido con ellos, que nos hayan dado los consejos y valores que seguro que a ellos les inculcaron y que han sabido revertir en el día a día.

     

    De Ladis Velasco conocimos en los últimos días su delicado estado de salud a través del presidente del Comité de Árbitros, al que le preguntamos esta misma semana por Ladis. “Está delicado”, nos decía Pedro Díaz refiriéndose a un hombre que se entregó en cuerpo y alma por el colectivo arbitral en diferentes facetas y como decíamos anteriormente con total discreción y diciendo la palabra apropiada en todo momento. Ladis, vasco de nacimiento, siempre lucía la clásica chapela. Era fácil verlo en el Estadio en los encuentros de la Unión Deportiva Las Palmas sentado junto al delegado. Siempre acompañando al colegiado de turno y prestando la colaboración precisa.

     

    Pero el trabajo de Ladis no se limitaba, ni mucho menos, a ese fin de semana en el terreno de juego. Lo vimos participar en el día a día en la gestión del Colegio y en los clinics estaba en primera fila para lo que hiciera falta. En los últimos meses fue distinguido con el título de presidente de Honor del Comité de Árbitros, e incluso, la Real Federación Española ha querido reconocer en vida los méritos de un hombre con muchas virtudes, como la lealtad no solo al presidente de turno, sino al colectivo arbitral, sobre todo en estos momentos donde se pone en duda la honorabilidad porque un “garbanzo” negro catalán ha disparado la credibilidad de un colectivo al que se le obliga no solo a ser honesto, sino también a demostrarlo.

    Si los árbitros contaran con varios Ladis Velasco seguro que ganarían muchos enteros, pero la verdad es que lograr dirigentes como él resulta difícil. Su legado es enorme y de ellos podemos aprender mucho.

     

    Y ya que hablamos de lealtad esa es una de las virtudes con las que gozamos de Luis Serrano, el colaborador discreto, el de sentarse todo un domingo en la redacción del periódico, teléfono en mano, buscando los resultados de todos los partidos del fútbol regional de nuestra provincia. Hombre que le gustaba las estadísticas y que cualquier duda que surgiera, allí estaba Luis para sacar sus libretas y precisar los datos.

     

    A Luis no le hacía falta el ordenador. Él tenía sus libretas bien clasificadas, pero no solo del fútbol regional, sino incluso para las estadísticas de la Unión Deportiva Las Palmas desde la fundación en 1949. Todos los jugadores que han militado en el equipo amarillo, las alineaciones, árbitros, goles … en definitiva, la ficha de todos los encuentros.

     

    Y qué decir del fútbol femenino. Luis fue un adelantado en su promoción y divulgación desde los primeros momentos, cuando aún no había adquirido la fuerza actual y apoyo institucional. Su pena, no poder publicar el libro en el que tanto trabajo y con esmero, del que me pidió incluso que le hiciera el prólogo. Luis, cámara en ristre, dejó testimonio gráfico también de toda aquella etapa.

     

    Dos hombres de mundos diferentes, pero ambos coincidieron en un deporte tan bonito y atractivo como el fútbol. Uno en el arbitraje y otro en la información, pero ambos coincidieron también en la lealtad, seriedad y compromiso con su labor. Los dos, cada uno en sus parcelas, nos han dejado un ejemplo y una lección. Gracias a ambos por esos principios que siempre defendieron y que cada vez escasean más.