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Opinión

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    ¿Granca o Gran Canaria?. Empiezo comentando un aspecto personal. Mi nombre es Juan Pedro, pero mis amigos y algunos que pretenden serlo suelen llamarme "Juanpe" (Juampe para los más escrupulosos con las reglas ortográficas). Y yo ni me enroño ni pienso en si les avergüenza mi nombre ni otras cosas. Quizás, viéndolo desde otro punto de vista, como el de la botella medio llena, prefiero entender que es una cuestión de cariño y afecto.

     

    Esto de reducir o abreviar nombres es un elemento lingüístico llamado hipocorístico (Dicho de un nombre. Que en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística).

     

    En el mundo del deporte tenemos muchos ejemplos. Al Barcelona se le conoce mucho por el Barça. El grandísimo Pelé en realidad se llamaba Edson Amarantes. En las emisoras de radios oímos constantemente el nombre de Leo para referirse a Lionel Messi. Y no digamos el de "Zizou" de Zinedine Zidane. ¿Y quién no dice Rafa Nadal en lugar de Rafael Nadal?. En Alemania tener que titular por Borussia Mönchengladbach requiere cai de un suplemente, por lo que suele dejarse en M'Gladbach. La Juve de La Juventus o el Tete del Tenerife de fútbol pueden completar este pequeño resumen de apelativos entre prácticos y cariñosos en los que ninguno de los afectados pierde identidad. El Atleti, el Depor, los Spurs, el City, ... la simplificación y el afecto están unidos en cada una de las menciones. Y, además, acaban convirtiéndose en señas de identidad.

     

    El Gran Canaria de baloncesto lleva en la élite de este deporte en España 25 años de manera consecutiva. Se ha paseado por Europa en muchos de ellos y ya ha creado un pequeño sello de identidad que nada ni nadie podrá eliminar. Su apelativo de 'Granca' no hace sino crear ese vínculo de afectividad y cercanía de un equipo con aquellos a los que les tenemos algo más que aprecio. Incluso en el pabellón el público siempre optó por el nombre más corto para las muestras de ánimo. Y en el exterior también capta seguidores para la causa; nadie ha demostrado que los ahuyente.