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Opinión

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    Por más que lo intentes, cuesta resignarse que el final está cerca. Desde hace pocos días sabíamos que la enfermedad que padecía José Manuel León estaba acabando con él, aunque se resistía y luchaba con la entereza que le caracterizaba como deportista, convencido que le iba a derrotar. Su lucha la afrontó con ese aire de optimismo con el que siempre le hemos visto, desde su etapa de brillante jugador, como si nada estuviera pasando a su alrededor. Pero este sábado al mediodía nos llegó la noticia. Su corazón, su enorme corazón, se paró.

    La vida de José Manuel León no se podría concebir sin hacer mención a la Unión Deportiva Las Palmas, donde ocupo la mayoría de los puestos. En el terreno de juego, en los banquillos, en los despachos y en los actos de representación del club. Tras finalizar su etapa de jugador recibió el encargo de Domingo Ponce (qepd) para ser el primer entrenador en la historia del Las Palmas Atlético, "Queremos un filial donde los jugadores y el técnico sean canarios", decía el doctor Ponce en la presentación del nuevo filial que sustituía al Aficionado y que contaba con el apoyo del resto de clubes de la preferente. Eran otros tiempos.

    León perteneció a aquella generación que encumbró al equipo amarillo a los primeros puestos del campeonato, con una alineación que se sabía de memoria, como si fuera la tabla de multiplicar: Oregui; Aparicio, Tonono, José Luis; Castellano, Guedes; León, Gilberto II, José Juan, Germán y Gilberto I. Han pasado ya más de cincuenta años, y se nos llena el pulmón de aire reconfortante recordando ese once.


    Cuesta mucho decirle adiós a Mamé León. No nos podamos creer que en el próximo partido de Las Palmas en el Estadio de Gran Canaria no esté sentado en su butaca, o en el antepalco contando alguna de las mil y una anécdotas que su privilegiada mente almacenaba. La Unión Deportiva se queda huérfana de una hemeroteca andante, pero siempre nos quedara en el recuerdo un brillante León, que hoy lloramos por su marcha, pero mañana recordaremos con orgullo a una persona que transmitía optimismo, que amó los colores de la Unión Deportiva Las Palmas como el que más, y que luchó con gran entereza contra esa enfermedad que acabó con su vida. Todo un ejemplo.