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Opinión

  • ¡Vaya semana!. Tras la muerte de Antonio Betancort y de Germán Luzardo, nos llega este sábado el fallecimiento de Gonzalo Medina, que fuera presidente de la U.D. Las Palmas, antes de convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, al concurrir a unas elecciones en junio de 1989, que no llegaron a celebrarse porque el otro candidato, Luis Sicilia, no logró las firmas necesarias para poder ser elegido. Aquella noche del 11 de junio, Gonzalo, arropado con su equipo directivo, presentó las 1.332 firmas de socios que apoyaban la candidatura, mientras que Sicilia no llegó a reunir las 518 que se exigían. El presidente accidental de la U.D., Andrés Calvo, cedió su puesto a Gonzalo, para que desde el día siguiente se pusiera a trabajar, teniendo a su intimo amigo Paco Alemán como vicepresidente primero de la entidad, contando además con Gonzalo Jorge, David Fuertes, Marcial de la Cruz, Juan Carlos Tejedor, Manuel Rodriguez de la Coba, Gonzalo Merino, Carmelo Vega, entre otros, como compañeros en la junta directiva.

    Entraba aire fresco, renovado, en la entidad amarilla, después de muchos años en que la continuidad de los miembros de la junta directiva era constante. Normalmente era el vicepresidente primero quién asumía la presidencia, hecho que se sucedía desde la época de Juan Trujillo Febles. Se había roto con una estructura, con una forma de dirigir el club, donde Jesús García Panasco, como secretario general, asumía la gestión del club. Con la entrada de Gonzalo Medina se especuló con la marcha de García Panasco, pero sucedió que don Jesús no tenía cotizado el tiempo mínimo pora poderse jubilar, pese a llevar muchos años en la Entidad, y el nuevo presidente accedió a que continuara en el club para evitar perjuicios a un hombre que había sido bandera amarilla durante décadas.

    Si bien en la primera temporada, con Paquito en el banquillo, se estuvo a punto de lograr el retorno a la Primera División, la gestión de Gonzalo Medina no culminó como el hubiera deseado, diríamos que todo lo contrario. El presidente electo puso su cabeza a disposición del Cabildo Insular para que la Corporación afrontara la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva, en junio de 1992. Si no había SAD, la UD Las Palmas desaparecería del fútbol profesional y la única vía posible era el Cabildo y hasta allí fueron. El presidente del Cabildo, Pedro Lezcano y el consejero de deportes, Gonzalo Angulo, junto con el vicepresidente Jesús Gómez, se pusieron a la tarea, e integraron en el equipo de trabajo a Luis Sicilia, quién a la postre, por decisión de los políticos, fue el primer presidente de la reconvertida Unión Deportiva Las Palmas.

    Gonzalo Medina se retiró por el bien de la U.D. Las Palmas. Había que hacer el sacrificio, y lo hizo. De nada valieron los avales de los socios, primó la decisión de los políticos, ya que era la única vía que vieron posible. De lo contrario, seguro que hoy estaríamos hablando de otro club, de otra SAD, pero no de la Unión Deportiva que se gestó en 1949. Se nos ha ido Gonzalo, un empresario ejemplar, un trabajador del fútbol regional, y un hombre de Santa Brigida, donde se pueden sentir muy orgulloso de tener un hijo predilecto como él. Un canario que trabajó por su tierra.