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Opinión

  • A lo largo de la presente temporada la Unión Deportiva Las Palmas ha realizado partidos con distintos niveles de acierto, que a su vez han mantenido vivo al equipo canario gracias a la extraña igualdad del campeonato. Hemos visto como se ha pasado de la euforia al desencanto y también hemos visto que a pesar de ello las posibilidades de ascenso siguen intactas, pero en el devenir liguero si tenemos que quedarnos con alguna referencia que marque las diferencias ésta es la segunda parte contra el Córdoba (0-1).

    La base del éxito está en el sacrificio que se esté dispuesto a asumir para conseguir los objetivos trazados, y en el Nuevo Arcángel durante 45 minutos vimos qué es lo que hay que hacer para conseguirlos y disipar cualquier tipo de dudas. Este es el camino y no otro.

    Se pudo perder, pero el equipo no dio sensación de ello. Logró controlar a su rival en todos los aspectos y cuando tuvo que sufrir ante los embates de los andaluces apareció la Unión Deportiva que los aficionados quieren ver jornada tras jornada. Con el orden y el espíritu de lucha que muchas veces se ha echado en falta. Este es el camino y no otro.

    El nivel de concentración llegó a niveles no vistos como sería deseable, tal es así que Momo olvidó que tenía tarjeta y cometió una falta que le acarreó la expulsión, pero aún así, con un jugador menos, el equipo no se descompuso y logró un triunfo importante, muy importante, pero que de nada valdrá si se continúa con la irregularidad de los partidos en casa.

    La energía de Asdrúbal es contagiosa y desde que volvió con regularidad a las alineaciones se ha notado; de hecho el gol parte de una brillante acción suya en la que no dio por perdido un balón en el área de los locales. También es importante comprobar la administración que últimamente hace de los tiempos Sergio Lobera con la entrada o no en el once inicial de determinados jugadores para luego incorporarlos en fase avanzada del partido. Una estrategia que le ha dado buenos frutos en varios encuentros.

    Como decíamos este es el camino y no otro, y aunque cierto es que cada enfrentamiento es un mundo, el esfuerzo como elemento del sacrificio siempre ha de estar presente en su grado máximo. Medias tintas no son buenas y esos 45 minutos que comentamos, al igual que el poeta decía de la rosa: "No la toques ya más, ¡que así es la rosa!".