Opinión

La hora de los leales a la causa de la UD
13/05/2024

Manuel Borrego

 

La permanencia de la UD Las Palmas bien valdría una celebración, porque para un equipo de su perfil es como un ascenso más a la máxima categoría. El anclaje en los 37 puntos ha sido un hecho inesperado para el conjunto que iba lanzado hasta el mes de enero. 11 partidos sin ganar, entre ellos 8 derrotas consecutivas, no pueden distorsionar la realidad de un objetivo que es la misión sin más.

 

La amplia mayoría de los jugadores de García Pimienta y el propio entrenador no se habían visto en una situación como la actual. Los pesimistas del pasado verano quizá pudieron creer que a estas alturas de la campaña, a falta de tres partidos, Luis Helguera y su equipo de colaboradores estarían confeccionando la temporada siguiente con el objetivo de volver a intentar el ascenso. Pero no es así: a falta de 9 puntos queda un paso más que dar para alcanzar o superar el cinturón de seguridad. Y eso es lo único que ahora importa.

 

Este jueves hay un partido clave en el Estadio de Gran Canaria donde se requiere la unidad de los leales. Ha llegado su hora, la de empujar con el aliento a los futbolistas que no surja la duda o para que provoque el atrevimiento que quizá ha faltado en las últimas fechas. Es un mal día para el fútbol, porque a las 18.30 horas de una jornada laboral no se genera el escenario adecuado para que se vean las gradas cubiertas al completo. Pero quienes acudan, esos que se han ilusionado tanto con los Pimienta boys, tienen la primera oportunidad de echar el resto y, si todo se tercia, celebrar con sus jugadores un año con signos históricos para el club.

 

Bien dijo el ahora capitán Kirian Rodríguez que a estas alturas y tras lo vivido lo más importante no es la imagen, sino el resultado. Se refiere a ese marcador que siembre las aguas de tranquilidad y que libere la mente de un pesimismo que no ayuda; antes, al contrario.

 

Ganar al Betis no es misión imposible. Hay que salir con todo porque tantas cosas bien hechas en dos años no pueden estropearse en dos meses. Eso no lo deben permitir los leales a la causa.

 

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