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Opinión

Testigo directo: Canarias conquista por primera vez Europa

Por Juan Pedro Borrego

  • BASKET NOTICIAS
  • 01/04/2024 - 05:42
Testigo directo: Canarias conquista por primera vez Europa Portadas del 2 de abril de 1999, tras la conquista de la Copa Liliana Rochetti por parte del Sandra Gran Canaria

 

Veinte años no es nada, pero diría Gardel que veinticinco tampoco. Como si fuera ayer, el recuerdo de aquella final europea a doble partido del Islas Canarias se mantiene fresco en nuestra mente. Es así por todo lo inédito  que podría conservar la primera visita personal a Israel, en una etapa política incierta en que se asomaba a unas importantísimas elecciones ganadas después por Ehud Barak, derrotando al actual primer ministro, Benjamín Netanyahu.

 

Toda la expedición grancanaria se sometió al rigor de un país con connotaciones sociales y políticas propias. En lo deportivo, todo ha quedado escrito en las hemerotecas. Fueron apasionantes partidos saldados con éxito. Y decorados con la devoción que mostraron quienes hicieron posible el primer título europeo de un equipo para Canarias.  En nuestro caso, lo compartimos con el eterno agradecimiento al club y a los entonces responsables del periódico La Provincia por permitirnos vivir esa enriquecedora experiencia.

 

Todo empezó por un larguísimo viaje desde Gran Canaria a Israel. Una vez allí, el control en el aeropuerto y las, para nosotros, extrañas vestimentas judías nos iban metiendo en situación. Todo iba a ser un descubrimiento: El improvisado laboratorio fotográfico en el hotel –estaban en sus inicios las cámaras digitales-, el grumoso café –hervido-, tomado en una circunstancial cafetería en un garaje de la localidad de Ramat Hasharon, una zona residencial con pocos servicios a la vista cerca del polideportivo; y, cómo no, la visita express a Jerusalén para descubrir trincheras de guerra con sacos en las azoteas en la zona de control, “y allí al fondo verán una torre. Debajo se encuentra el lugar donde nació Jesucristo”, así nos dijo el mismo guía.

 

El temor, aunque disimulado siempre presente, podía crecer al desconocer lo que toda la delegación canaria podía encontrar a la hora del partido. Fue la siguiente sorpresa: Era una cancha pequeña, al estilo del pabellón García San Román. Allí los periodistas nos encontrábamos rodeados por espectadores que se agolpaban encima de nuestros hombros y que nos impedían disfrutar del partido en toda su esencia. Nos prohibíamos a nosotros mismos o controlábamos en aquel escenario el tener un gesto emotivo en una buena acción de juego o en una decisión arbitral adversa. Había que pasar la primera prueba de la final y regresar con un marcador que permitiera la esperanza para la vuelta en el Centro Insular.

 

Pero nada irreparable ocurrió en ese primer partido de la final. Regresamos a la isla después de haber soportado en un ambiente muy hostil. Nada se dejaba pasar en contra del poderoso equipo hebreo, que por momento se disolvió como un azucarillo. Y a pesar de la escueta victoria local tras haber ido ganando por una veintena de puntos, los canarios presentes en aquel choque recibíamos al final la palmadita de la espalda de uno de aquellos ‘temidos’ aficionados felicitándonos por el buen equipo que representaba a la isla en esa final del torneo.

 

Y tenía razón. En la vuelta todo cambió y se tiño de amarillo con alma, corazón y vida. Esa Copa Ronchetti está ahora en las vitrinas del Pabellón de La Paterna, donde un modesto equipo lleno de canarias se hizo grande en Europa.

 

* Juan Pedro Borrego cubrió los encuentros de la final de la Copa Ronchetti 1999 en Israel y Gran Canaria como redactor de La Provincia.