Manuel Borrego

Y ahora, un campo que no conoce la victoria de la UD Las Palmas desde 1978. Esa es la siguiente estación de la difícil rutina a la que ha acostumbrado a sus aficionados el equipo de García Pimienta. La despensa del Real Betis es el objetivo este domingo, el asalto a puntos que no dejan de tener ahora el valor de seguir escalando hacia la permanencia y que quizá mañana puedan tener mayor sentido si la temporada sigue el curso actual.

Las Palmas viaja hasta Sevilla sin apreturas en el cinturón, con el mensaje del mucho que ganar y poco que extraviar. Pero el equipo tiene ganas de más aventura en la competición, después del espléndido mes de octubre y continuidad en noviembre.

Incluso Pelligrini, desde su asiento en las proximidades de la zona continental de la tabla, reconoce que al Betis le espera un rival “muy difícil”, que pondrá en juicio la diferencia presupuestaria de las dos plataformas deportivas.

Las Palmas promete salir al Benito Villamarín con personalidad y audacia. La pide el técnico García Pimienta, manteniendo unidas las columnas del fútbol amarillo que han crecido a lo largo de las trece jornadas.

Es un nuevo partido donde al técnico catalán no le sobrarán dudas porque los futbolistas en fechas recientes tampoco las generaron. No obstante, el experimento del primer periodo en El Sadar dio peor resultado que las decisiones de la segunda parte. Y es por ahí donde, en teoría, debe inspirarse las decisiones del once que se medirá al Betis en el Villamarín.

Los verdiblancos han recuperado para la noche del domingo a su jugador diferencial, Isco Alarcón. La imaginación ofensiva del ex madridista, que ha sido capaz de aflorar con esplendor de nuevo con Pellegrini, debe ser una de las preocupaciones previas para los visitantes. Pero Isco y el Betis pueden desaparecer si Las Palmas se apodera del balón y le pone cloroformo a la idea del rival. Si es capaz de hacerlo, el registro intacto de 1978 estaría tambien seriamente amenazado.