B. Pérez

Genera inquietud en el entorno del Gran Canaria la deriva de algunas facetas del juego interior del equipo. No es una sensación, es un hecho que el propio Jaka Lakovic ha subrayado en alguna reciente intervención: “Hemos de mejorar en el rebote defensivo” dijo antes de jugarse el partido del fin de semana.

Pero fue un discurso dirigido al vacío tras lo ocurrido el sábado. Murcia capturó 15 balones en el tablero del Gran Canaria y un total de 47 en el choque que supuso la cuarta derrota de los amarillos.

Y cada partido que el Gran Canaria no pudo dominar el rebote, también cedió en el marcador. Así ocurrió frente a Girona, Joventut, Barcelona y ahora Murcia. El rebote es un dolor de muelas, sin duda, en este inicio de competición. Las marchas de Olek Balcerowski y Khalifa Diop no pasan de puntillas de momento.

El Gran Canaria promedia un total de 31,5 rebotes por partido, colocándose entre los cuatro peores de la ACB tras Valencia, Joventut, Tenerife y Giorna. Y sus rivales, en cambio, han elevado el promedio a 37,8 capturas en los seis encuentros disputados.

189 rebotes de los amarillos frente a 227 de sus rivales hasta ahora. El dato es preocupante y habría que seguir la estela de lo comentado por Lakovic. Aunque la competición de Eurocup dice otra cosa.