B. Pérez

En 1988 por primera vez se corrió la Vuelta Ciclista a España en suelo canario. Y ocurrió entonces un hecho singular que se ha repetido esta vez en la segunda etapa del Tour de Francia de 2023.

Porque varios equipos de la actual ronda francesa se han quejado por el pinchado en las ruedas de las bicicletas por la distribución de un abundante número de chinchetas en las carreras del País Vasco, por donde se desarrollan las tres primeras etapas. Ha sucedido en la segunda etapa de la ronda gala.

El precedente se produjo en Gran Canaria. En aquel momento, cuando la Vuelta se disputaba a finales de abril de 1988, la organización había diseñado una jornada contrarreloj de 35 kilómetros uniendo Telde con la capital grancanaria por distintos recorridos viales.

Era una prueba por ganada por BH con Lale Cubino como jefe de filas, con Javier Mínguez como director deportivo. Teka y Reynolds fueron segundo y tercero respectivamente. El sabotaje corrió a cargo del entonces grupo con aspiraciones independentistas Mpaiac, liderado por Antonio Cubillo. El concepto argumental de que la Vuelta no debió pisar suelo canario fue el motivo del reguero de chinchetas en un sector de la contrarreloj, que fue modificado a tiempo por los organizadores.

Lo ocurrido en el Tour ha afectado a varios corredores importantes, entre ello a Pello Bilbao y Jon Eizaguirre.  El sabotaje low cost ha sido noticia el fin de semana.