El gol esquiva 40 veces a Moleiro

El internacional sub21 llega a la última jornada con su cuenta de tantos a cero, después de 8 asistencias, 5 postes, 66 disparos y ser el jugador con más partidos esta temporada

 Manuel Borrego

 

Un futbolista con tanta vocación de ataque como lo es Alberto Moleiro debe sentirse extraño cuando se alcanza la última jornada y su cuenta de goles de esta liga está a cero. Ese dato no responde a la realidad de un jugador que ya ha evidenciado llegadas, disparos, asistencias y jugadas con mucho ingenio. El tinerfeño es, tras el capitán Viera, el amarillo que más comentarios ha generado a lo largo de la temporada en los entrenadores rivales.

 

Alberto, con sus flamantes 19 años a cuestas, ha sido el jugador que más veces ha participado en los planes de García Pimienta (40 partidos del campeonato 2022-23), el que más asistencias ha brindado a sus compañeros (8, una menos que el líder de la categoría Callejón), iguala al propio Viera en lanzamientos a los postes (5), es el tercero que más disparos a puerta ha realizado en el equipo (66, tras Viera y Pejiño con 77), … pero el gol le ha hecho varias fintas.

 

Incluso llegó a marcar y a besar el escudo cuando su remate llegó a las redes del Sporting de Gijón en el Estadio de Gran Canaria, pero intervino en VAR para observar un detalle previo de Pejiño y abortar la primera diana que tanto se hace esperar.

 

El gol ha esquivado 40 veces a Moleiro en una temporada donde, precisamente, se esperaba del joven internacional sub21 mucho en esta parcela. No es su principal cometido, pero ya le habría gustado sentir el abrazo de sus compañeros porque algún remate de los que ha realizado tuviera el sello de ganador pleno.

 

El deporte tiene sus propios rincones, esos ángulos tan difíciles de entender como complejos de explicar. Él mismo, cuando fue preguntado esta temporada por la ausencia de gol, no encuentra el razonamiento exacto por más que se ha esforzado.

 

Después de 2.692 minutos, Alberto no ha podido anotar. O quizá el destino puede haberle reservado un minuto de gloria que ni él mismo aún se imagina. En su caso vale recordar que las estadísticas están para romperlas. Y no se le presenta un momento más luminoso para hacerlo.