Los ratitos picantes de Marvin Park

Manuel Borrego

 

Una de las principales razones del empate que obtuvo la UD Las Palmas este pasado domingo en el fortín del Levante UD fue la correcta elección de los relevos que abordaron el partido en la segunda parte. Desde el banquillo García Pimienta logró que brotara no solo el gol in extremis que igualó el marcador, sino una colección de distintos matices del juego ofensivo que puso colorao al Levante UD, sometido y atrincherado hasta bajar la guardia en la última jugada.

 

Marc Cardona mantuvo las dosis de combatividad del ariete, Pejiño se perfiló esta vez por la izquierda colocando buenos balones, Moleiro añadió ideas en la carga final tras el 1-0 de Soldado y Marvin Park fue sencillamente un puñal en sus incursiones por la banda derecha. El zaguero Alex Muñoz habrá acabado la noche con pesadillas persiguiendo sombras.

 

Los ratitos del joven jugador balear cedido por el Real Madrid (apenas cinco actuaciones incompletas) han dejado rastros maravillosos con la UD Las Palmas, los de un futbolista con un sello diferente. Su velocidad y criterio tan vertical no están en los guiones de los encuentros de Segunda División, ni las defensas adversarias suelen estar preparadas con especialistas para estos velocistas.

 

No se debe olvidar que Park está, en realidad, debutando como integrante de un club de la Liga Profesional, con apenas cinco presencias en Segunda División. Y en partidos incompletos.

 

Hasta ahora, sus mejores logros se han producido lejos del Estadio de Gran Canaria. El día del debut en Málaga, en apenas 9 minutos, sembró el pánico con su velocidad. Acabó marcando. Y este partido contra el Levante, con menos huecos que en La Rosaleda, se generó por sí mismo puertas hasta llegar al área y dejar allí varios balones que necesitaban un rematador. Finalmente, lo entendió Marc Cardona en el tanto de la igualada.

 

Demostró de paso Marvin que además de piernas tiene cintura, además de buenos centros tiene dribling y además de juventud su fútbol goza de personalidad. Eso se agradece en un equipo donde, a veces, las formas son tan constantes que parecen predecibles.

 

Park apenas se ha visto en la UD Las Palmas, pero sus galopadas son muy reconocibles. Queda que los ratitos de ese fútbol tan picante, mordaz y desenfadado se conviertan en ‘ratazos’.