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Un caso singular en la UD Las Palmas

El refuerzo que debió esperar un año

Se cumple medio siglo de la resolución positiva del caso Teodoro Fernández, fichado en 1971 y no validado por la RFEF hasta el verano de 1972

  • AMARILLOS DE SIEMPRE
  • 28/06/2022 - 11:00
El refuerzo que debió esperar un año Teodoro Fernández, en la actualidad y cuando ingresó en la UD Las Palmas (C. Torres/ N. R)

Manuel Borrego

 

En los expedientes de la UD Las Palmas desde su fundación existe un caso singular, que protagonizó de forma involuntaria Teodoro Fernández (San Juan, Argentina, 26 de abril de 1948) y que en el verano de 2022 cumple 50 años de su resolución. Porque el delantero sanjuanino, admitido en el proyecto del club grancanario después de superar una exhaustiva prueba técnica, debió esperar durante un año antes de poder enfundarse la camiseta amarilla por la que soñó.

 

Fue una odisea personal, frenada por la administración federativa al no validarse en primera instancia la documentación presentada como jugador oriundo con permiso para actuar en la Liga española. En la época, esta condición se ofrecía a los futbolistas que fueran descendientes de españoles emigrantes, como era el caso del argentino Teodoro Fernández.

 

El atacante a Canarias vino procedente de Mendoza, hizo la prueba, fue valorado de forma positiva pero no participó hasta un año después. Teodoro Fernández desveló en 2013 que su fichaje por la UD Las Palmas estuvo avalado por Alfredo Di Stéfano, la Saeta Rubia que ya se había retirado del Real Madrid en el momento de producirse la prueba y captación del excelente goleador. “No lo había contado antes porque me une una gran relación personal con don Alfredo; para mí un señor y un gran amigo. De los argentinos que jugaron en Las Palmas en mi época, yo era el único que no había tenido presencia en la selección”, en palabras del propio implicado.

 

Primero, la prueba

 

Ese hándicap, se unía otro porque procedía de un club modesto como era San Martín de Mendoza”. Sin embargo, “me había enfrentado en el 69 a Boca Juniors, cuando Di Stéfano estaba dirigiendo aquel club. Él me conoció y sabía de mis cualidades".

 

Esa primera referencia no la olvidó Di Stéfano, que en los setenta regresó a España para dirigir al Valencia. La trama de Teodoro para venir a la UD Las Palmas, en un primer momento para realizar una prueba insistimos, tuvo un nuevo personaje: “Di Stéfano contactó con Héctor Rial, por teléfono, para hablarle de un delantero de San Martín. Además, mi agente en aquel entonces era Adolfo Pedernera (célebre jugador argentino). Y esto era una relación de admiración: Alfredo admiraba a Pedernera, Héctor Rial a Alfredo y yo a todos".

 

Rial había sido entrenador de la UD Las Palmas hasta 1971. Y siguiendo con la versión de Fernández, fue quien se encargó de realizar las gestiones para que en Gran Canaria observaran a un jugador de ataque, con poderoso juego aéreo, que no tenía en sus filas la UD Las Palmas.

 

Fernández no tuvo problemas en realizar la prueba a pesar de que en Argentina tenía “mi propio cartel (…) Rial me recibió con los brazos abiertos en Madrid y antes de traerme a la isla estuve preparándome a conciencia con él en el campo del Rayo Vallecano, en el entorno de aquel equipo. Vine a Las Palmas con todas las ganas del mundo, además de bien preparado, porque pronto empezaron los amistosos para que el club canario se convenciera de mi fichaje".

 

Su prueba de fuego fue el partido contra el Bayern, amistoso de pretemporada, en el que iba a tener enfrente a grandes jugadores germanos liderados por Franz Beckenbauer. Reflexiona sobre ello: "Y yo pensé: ¿pero si viene el mejor central del mundo, al que había visto en el 70 con la selección alemana, qué voy a hacer?. Tonono era un señor y fue muy listo. Habían hablado entre ellos y los capitanes del equipo tenían cierta influencia en la decisión de los fichajes. Me invitó a comer en la víspera del partido a la Montaña de Arucas. Y allí me serenó. Me dijo: Teodoro, tranquilo, la cosa va por buen camino. No te preocupes por el partido".

 

Y así fue cómo, en el verano de 1971, Teodoro Fernández recibió el visto bueno de los técnicos de la UD Las Palmas. Tenía 23 años de edad, casado, con un hijo y con toda la ilusión del mundo para abordar la experiencia en el fútbol español. En aquellos días declaró que “mi padre nació en Pontevedra y mi madre también es de origen gallego”.

 

La UD Las Palmas logró la certificación de Adolfo Soto, que también pasaba su tránsito de fichaje, pero no la del goleador Fernández. Antes de iniciar la Liga en Primera División 1971-72, Teodoro recibió la negativa de la RFEF a aceptar la primera documentación como jugador oriundo que le habría permitido actuar de amarillo y estrenarse en el campeonato.

 

El arma resiliente

 

Fue un duro golpe moral pero no se rindió. En diciembre regresó a Gran Canaria con nueva documentación, pero la situación no varió. La espera se prolongó … hasta que por fin, en el verano de 1972 pudo retornar de forma definitiva para ponerse a las órdenes de Pierre Sinibaldi y debutar en la Liga frente al Real Oviedo (2 de septiembre de 1972). Su alegría era inmensa. No había arrojado la toalla porque en su libro de estilo no estaba la palabra rendirse.

 

Su primer gol en el campeonato llegó el 12 de diciembre de ese año, no sin antes tener que superar también superar con su esfuerzo prejuicios mediáticas propios de la época. Pero ese es otro cantar. 172 partidos, 43 goles (algunos muy importantes), miembro de la generación de la denominada UD La Pampa … Su espera y resiliencia mereció la pena.